La Resistencia 2012
Número 52 / 9 Mar 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa
Argentina Casanova . Ileana Garma, Mario Pineda.Adán Echeverría, Joelia Dávila y Jesús Bartolo
Argentina Casanova . Ileana Garma, Mario Pineda.Adán Echeverría, Joelia Dávila y Jesús Bartolo
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mxEli Barreiro
MUJER OBJETO O MUJER CEREBRO
MARCELO PÉREZ RODRÍGUEZ
MARCELO PÉREZ RODRÍGUEZ
La descalificación llega como un rayo y lastima la autoestima: "No sirves para nada", "eres una inútil", "estás gorda y fea", el golpe rubrica una discusión de pareja, el rostro femenino queda enrojecido, en la comisura de los labios fluye la sangre, el ojo queda morado o la boca se parte. La violencia sigue estando en la convivencia de muchas parejas. No hay diálogo o control para la discusión, son los golpes, los gritos, el sonido de platos que se estrellan contra el piso o la pared la forma como muchas parejas discuten los problemas.
Perdemos la visión de la realidad y la propia dignidad. No nos valoramos como persona ni valoramos a la persona que está junto a nosotros, a la pareja, quien convive día tras día. No queríamos estar solos y buscamos compañía para conjuntar objetivos, metas y sueños mutuos, apoyarnos en forma recíproca para ser mejores como seres humanos, profesionales, amantes, padres y ciudadanos. Pero surgen el machismo, las envidias, las frustraciones y los traumas del ayer.
Nos enseñaron a que los hombres no lloran, que no derraman lágrimas, sino las contienen. Que el sexo débil es la niña, la mujer. Que ella llora por todo, la que juega a las muñecas y la que lava los trastos, la ropa y los pisos de la casa. La que no puede aspirar a estudiar más porque superaría a los hermanos o más adelante a la pareja.
El niño es quien juega a la pelota y los carros, el que participa más en juegos de conjunto o en el atletismo. Es el fuerte, el poderoso, el de más inteligencia. Y esto va conformando nuestra personalidad, el carácter, la mentalidad desde pequeños. Entra a la sangre y al cerebro, se encarna.
Perdemos la visión de la realidad y la propia dignidad. No nos valoramos como persona ni valoramos a la persona que está junto a nosotros, a la pareja, quien convive día tras día. No queríamos estar solos y buscamos compañía para conjuntar objetivos, metas y sueños mutuos, apoyarnos en forma recíproca para ser mejores como seres humanos, profesionales, amantes, padres y ciudadanos. Pero surgen el machismo, las envidias, las frustraciones y los traumas del ayer.
Nos enseñaron a que los hombres no lloran, que no derraman lágrimas, sino las contienen. Que el sexo débil es la niña, la mujer. Que ella llora por todo, la que juega a las muñecas y la que lava los trastos, la ropa y los pisos de la casa. La que no puede aspirar a estudiar más porque superaría a los hermanos o más adelante a la pareja.
El niño es quien juega a la pelota y los carros, el que participa más en juegos de conjunto o en el atletismo. Es el fuerte, el poderoso, el de más inteligencia. Y esto va conformando nuestra personalidad, el carácter, la mentalidad desde pequeños. Entra a la sangre y al cerebro, se encarna.
Crecemos y nos convertimos en ese vaquero de la infancia, en el policía o el monstruo, en el galáctico con armas láser o el héroe de la metralleta, y así nos comportamos, creyendo que somos los fuertes e inteligentes supremos, y miramos como objeto a la mujer, a alguien que nos sirve y atiende, a quien la regañamos y agredimos si no cumple nuestras expectativas y deseos. La minimizamos y lastimamos su autoestima.
Muchos no vemos más allá de su cuerpo, curvas y belleza. ¿YNo valoramos que piensa y es inteligente. Que juntos podemos convivir y conformar un sólido equipo para salir adelante, si ya nos comprometimos para estar juntos, y cumplir con nuestros sueños y objetivos.
Qué ganamos con querer ser los más fuertes físicamente y en emociones, los que no lloramos y no decimos te quiero, te amo. Los que no podemos darles un beso a nuestros hijos varones, abrazarlos y abrazar a la pareja. ¿Es ser fuerte? ¿No es todo lo contrario? ¿No mostramos así nuestra debilidad? Dejamos atrás al hombre para mostrar en todo su esplendor al macho, al que no puede escuchar ni dialogar. su cerebro, sentimientos y emociones? No valoramos que piensa y es inteligente. Que juntos podemos convivir y conformar un sólido equipo para salir adelante, si ya nos comprometimos para estar juntos, y cumplir con nuestros sueños y objetivos. Qué ganamos con querer ser los más fuertes físicamente y en emociones, los que no lloramos y no decimos te quiero, te amo. Los que no podemos darles un beso a nuestros hijos varones, abrazarlos y abrazar a la pareja. ¿Es ser fuerte? ¿No es todo lo contrario? ¿No mostramos así nuestra debilidad? Dejamos atrás al hombre para mostrar en todo su esplendor al macho, al que no puede escuchar ni dialogar.
El macho no puede aceptar ser cuestionado ni reconocer error alguno.
Y todo es parte de la formación de la infancia. La forma como nos educaron y las experiencias que vivimos en la casa, en la escuela y en la calle. Los divisionismos y las comparaciones nos alejan de nuestra esencia e igualdad como seres humanos. Perdemos la realidad y caemos en el abismo del poder, del macho, del dominador, del violento, sin ver, muchas veces, que nos hundimos y ahogamos en el fango de la insensibilidad, de la indiferencia, de la infelicidad.
La publicidad también nos educa a ver a la mujer como objeto. Para anunciar un producto comercial el rostro y la figura femenina son el atractivo para los compradores. Una motocicleta, un carro o un embotellado se acompañan de un cuerpo curvilíneo y una belleza rubia.
Siempre es la belleza externa la que se utiliza para enganchar a los compradores, pero los pensamientos, el cerebro, la creatividad, los sentimientos femeninos no importan. El hombre se acostumbra a ver a la mujer como símbolo de compra o sexual. No como una persona pensante, inteligente y creativa. Y esto nos lleva al fracaso, a la frustración, a la falta de armonía en nuestra vida.
La mujer es bella e inteligente. Hay que aceptar esa verdad, dura para muchos. Entonces si aceptamos que es hermosa, porque la vista no engaña, hay que buscar romper los esquemas del pasado. Hay que deseducarnos y reconocer traumas y frustraciones. ¿Qué ganamos con hacer sufrir a nuestra pareja y sufrir al mismo tiempo? No gozamos los momentos que vivimos juntos, ni crecemos como personas. Nos quedamos como trogloditas e ignorantes. Machos insensibles que al final somos débiles, acomplejados y temerosos. Con ese autoritarismo de pareja buscamos esconder los complejos y la debilidad.
Hay que disfrutar los momentos juntos hombre y mujer, si es la pareja que conformamos, sin competencias malsanas ni agresividades ni violencias. Si somos hombres hay que reconocer el valor de la mujer, su belleza interna y su inteligencia. De lo contrario si no la valoramos ni nos interesa conocer cómo piensa, qué siente y qué sueña, entonces ¿para qué las buscamos? ¿Acaso al maltratarla y agredirla es un mensaje de que no nos interesa la mujer y en nuestro interior queremos estar solo o con un hombre. ¿Es el machismo la careta que oculta las preferencias que no dejamos salir?
Hay que inclinarnos reverencialmente siempre ante la mujer. No sólo por su belleza física, sino también por su inteligencia y sentimientos. La mujer también es cerebro.
¿QUÉ MÁS DA?
JOELIA DÁVILA
a lo largo del silencio
demasiada furia se apresa
reinventamos palabras
onomatopeyas
realidades sentidas.
Muchos no vemos más allá de su cuerpo, curvas y belleza. ¿YNo valoramos que piensa y es inteligente. Que juntos podemos convivir y conformar un sólido equipo para salir adelante, si ya nos comprometimos para estar juntos, y cumplir con nuestros sueños y objetivos.
Qué ganamos con querer ser los más fuertes físicamente y en emociones, los que no lloramos y no decimos te quiero, te amo. Los que no podemos darles un beso a nuestros hijos varones, abrazarlos y abrazar a la pareja. ¿Es ser fuerte? ¿No es todo lo contrario? ¿No mostramos así nuestra debilidad? Dejamos atrás al hombre para mostrar en todo su esplendor al macho, al que no puede escuchar ni dialogar. su cerebro, sentimientos y emociones? No valoramos que piensa y es inteligente. Que juntos podemos convivir y conformar un sólido equipo para salir adelante, si ya nos comprometimos para estar juntos, y cumplir con nuestros sueños y objetivos. Qué ganamos con querer ser los más fuertes físicamente y en emociones, los que no lloramos y no decimos te quiero, te amo. Los que no podemos darles un beso a nuestros hijos varones, abrazarlos y abrazar a la pareja. ¿Es ser fuerte? ¿No es todo lo contrario? ¿No mostramos así nuestra debilidad? Dejamos atrás al hombre para mostrar en todo su esplendor al macho, al que no puede escuchar ni dialogar.
El macho no puede aceptar ser cuestionado ni reconocer error alguno.
Y todo es parte de la formación de la infancia. La forma como nos educaron y las experiencias que vivimos en la casa, en la escuela y en la calle. Los divisionismos y las comparaciones nos alejan de nuestra esencia e igualdad como seres humanos. Perdemos la realidad y caemos en el abismo del poder, del macho, del dominador, del violento, sin ver, muchas veces, que nos hundimos y ahogamos en el fango de la insensibilidad, de la indiferencia, de la infelicidad.
La publicidad también nos educa a ver a la mujer como objeto. Para anunciar un producto comercial el rostro y la figura femenina son el atractivo para los compradores. Una motocicleta, un carro o un embotellado se acompañan de un cuerpo curvilíneo y una belleza rubia.
Siempre es la belleza externa la que se utiliza para enganchar a los compradores, pero los pensamientos, el cerebro, la creatividad, los sentimientos femeninos no importan. El hombre se acostumbra a ver a la mujer como símbolo de compra o sexual. No como una persona pensante, inteligente y creativa. Y esto nos lleva al fracaso, a la frustración, a la falta de armonía en nuestra vida.
La mujer es bella e inteligente. Hay que aceptar esa verdad, dura para muchos. Entonces si aceptamos que es hermosa, porque la vista no engaña, hay que buscar romper los esquemas del pasado. Hay que deseducarnos y reconocer traumas y frustraciones. ¿Qué ganamos con hacer sufrir a nuestra pareja y sufrir al mismo tiempo? No gozamos los momentos que vivimos juntos, ni crecemos como personas. Nos quedamos como trogloditas e ignorantes. Machos insensibles que al final somos débiles, acomplejados y temerosos. Con ese autoritarismo de pareja buscamos esconder los complejos y la debilidad.
Hay que disfrutar los momentos juntos hombre y mujer, si es la pareja que conformamos, sin competencias malsanas ni agresividades ni violencias. Si somos hombres hay que reconocer el valor de la mujer, su belleza interna y su inteligencia. De lo contrario si no la valoramos ni nos interesa conocer cómo piensa, qué siente y qué sueña, entonces ¿para qué las buscamos? ¿Acaso al maltratarla y agredirla es un mensaje de que no nos interesa la mujer y en nuestro interior queremos estar solo o con un hombre. ¿Es el machismo la careta que oculta las preferencias que no dejamos salir?
Hay que inclinarnos reverencialmente siempre ante la mujer. No sólo por su belleza física, sino también por su inteligencia y sentimientos. La mujer también es cerebro.
¿QUÉ MÁS DA?
JOELIA DÁVILA
a lo largo del silencio
demasiada furia se apresa
reinventamos palabras
onomatopeyas
realidades sentidas.
la sumisión enseña reclamos
sofistas ineptos los que intentan
apresar las aves del idealismo
en obligados futuros inciertos
acentuando incorrectas sílabas
en las incorrectas frases
de sus incorrectas glorias
y es que la libertad lanzada
fulmina el dominio perenne
que calla bocas y cierra vientres
el grito bronco de nuestras gargantas
les rasga el oído dulce
aterciopelado de melodías lambisconas.
de aquellos convenientes
discípulos traidores
vendidos espíritus de mentiras
y ¿qué más da
si rompemos el tímpano con verdad
y juramos sobre las biblias de leyes y vicios
ocultos
mantener nuestra voluntad?
¿qué más da
si resolvemos nuestro misterio de
vulnerabilidad
si nos dejamos ser luz y día
animal de vientre cálido
transparente realidad?
¡aunque nos cobren con vida
no menguarán nuestra libertad!
IDENTIDAD
sofistas ineptos los que intentan
apresar las aves del idealismo
en obligados futuros inciertos
acentuando incorrectas sílabas
en las incorrectas frases
de sus incorrectas glorias
y es que la libertad lanzada
fulmina el dominio perenne
que calla bocas y cierra vientres
el grito bronco de nuestras gargantas
les rasga el oído dulce
aterciopelado de melodías lambisconas.
de aquellos convenientes
discípulos traidores
vendidos espíritus de mentiras
y ¿qué más da
si rompemos el tímpano con verdad
y juramos sobre las biblias de leyes y vicios
ocultos
mantener nuestra voluntad?
¿qué más da
si resolvemos nuestro misterio de
vulnerabilidad
si nos dejamos ser luz y día
animal de vientre cálido
transparente realidad?
¡aunque nos cobren con vida
no menguarán nuestra libertad!
IDENTIDAD
ELSY RUIZ
Me despojo de todo lo que estorba, Tus opiniones nos interesan.
del estigma, maquillaje y las barreras.
De ayeres con granizo erosionando
todo el cuerpo, taladrando entre las piernas
y fantasmas con un pie, por encima de las sienes.
Me despojo de todo lo que pesa, me cobijo
con ésta identidad que es mi elemento,
soy neurona y entidad, expulso todo estereotipo
del pasado.
Exorcizo a los fantasmas, misoginia y diferencias
tan sexistas y destierro a los prejuicios, al dominio,
la violencia.
Excomulgo a quién en pleno siglo XXI todavía
se atreve, a vernos como piel, caparazón y superficie,
no somos solo piel, somos mucho, tanto,
infinitamente más que eso.
Nos despojamos de todo lo que estorba,
de la ropa, maquillaje y los prejuicios
y quedamos desnudas, tan completas
con neuronas, con ovarios, hemisferios,
intelecto y con toda nuestra fortaleza.
Me despojo de todo lo que estorba
y quedo en mi elemento, tan completa.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje. Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
Me despojo de todo lo que estorba, Tus opiniones nos interesan.
del estigma, maquillaje y las barreras.
De ayeres con granizo erosionando
todo el cuerpo, taladrando entre las piernas
y fantasmas con un pie, por encima de las sienes.
Me despojo de todo lo que pesa, me cobijo
con ésta identidad que es mi elemento,
soy neurona y entidad, expulso todo estereotipo
del pasado.
Exorcizo a los fantasmas, misoginia y diferencias
tan sexistas y destierro a los prejuicios, al dominio,
la violencia.
Excomulgo a quién en pleno siglo XXI todavía
se atreve, a vernos como piel, caparazón y superficie,
no somos solo piel, somos mucho, tanto,
infinitamente más que eso.
Nos despojamos de todo lo que estorba,
de la ropa, maquillaje y los prejuicios
y quedamos desnudas, tan completas
con neuronas, con ovarios, hemisferios,
intelecto y con toda nuestra fortaleza.
Me despojo de todo lo que estorba
y quedo en mi elemento, tan completa.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje. Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
Entereza muestra este poema, búsqueda, otredad, composición imaginativa de algo distante cercano, simil de agudeza delicada y afluente de manantial.
ResponderEliminarHallo, legible publicación la de ustedes!
ResponderEliminarMe ha gustado en especial "Que más da" e "Identidad". Ambas me parecieron en tono luchador, en una postura de "No ceder" ante una realidad apabullante como la de una sociedad machista en pleno siglo de la cuota de género, el 8 de marzo, y los ministerios de Igualdad! Escribí un artículo a propósito del Día Internacional de la Mujer, ojalá puedan opinar sobre él, está en mi Reino!
Sigan así! Cordiales Saludos!
muchas gracias por los comentarios! cada poema y cada prosa tienen la firme intención de decir más que las simples palabras. acerca de "qué más da", creo que es lo que hay que hacer: ¿qué más daría si nos dejamos de cosas y simplemente tomamos nuestro lugar? cosas que se piensan. cosas que pasarán.
ResponderEliminarsaludos y sigan pasando, compartiendo, informándose!!!