Denisse Sánchez Erosa |
La Resistencia 2012
Número 15 / 29 Sep 2010
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Bárbara López León . Argentina Casanova .
Mario Pineda . Adán Echeverria
Dirección: Jorge Manzanilla
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Administrado por Israel Caballero.
EL DÍA EN QUE MORIMOS Y NO DEJAMOS DE MORIR
ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN
ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN
"Acaricia un círculo, se volverá vicioso"
Eugene Ionesco, Teatro del absurdo
Eugene Ionesco, Teatro del absurdo
"Esta nación no es república, es reprivada"
Graffiti Anónimo
Graffiti Anónimo
Una vez cada tanto, un país adaptaba las políticas de gobierno de otro. El
terruño tenía los mismos problemas que el más pequeño pero más sangrón,
y hablamos de un gobierno que ponía a los habitantes a rezar ante el Sangrado
Corazón, patrono de la patria, modelo y ejemplo de leyes en otros países del
mundo, para limpiar del lumpen y etiquetar a cada ciudadano con un letrero
terruño tenía los mismos problemas que el más pequeño pero más sangrón,
y hablamos de un gobierno que ponía a los habitantes a rezar ante el Sangrado
Corazón, patrono de la patria, modelo y ejemplo de leyes en otros países del
mundo, para limpiar del lumpen y etiquetar a cada ciudadano con un letrero
diferente. En el Sangrado Corazón, se vivía en guerra, pasaban los años entre
los dos bandos, como en toda guerra. Los de cada partida se peleaban por un
negocio y en la radio sonaba una canción norteña que todos disfrutaban, en la
tele una novela sobre las tetas de Catalina y unos sapos muertos en la carretera.
En el Sangrado, se sembraba coca, y de vez en cuando se corría bajo las
balas que venían de cualquiera de los dos poderes, corrían los cadáveres en
los ríos, y las madres los veían pasar con sus hilos de sangre tiñendo cada
piedra. Corríamos para la ciudad, allí llevábamos letreros pequeños que
decían "desplazados" una cartulina con caligrafía modesta adornaba las
limosnas, las gallinas las cambiamos por un subsidio que nos mantenía
mensualmente, por cada hijo que tuviéramos nos daban unos cuantos kilos de
pan y así nos amañamos hasta que fuimos muchos más los devotos. No había
quien no conociera la historia de un secuestrado, o el amigo de un amigo cuyo
padre fue asesinado, se escuchó en una calle: "nos están observando y sacaron
las listas con los nombres de los ladroncitos que van a matar este fin de semana"
allí cayeron amigos de la infancia que rotularon de satánicos.
En aquel país que cada tanto quería apropiar políticas de otro, pensaron
que el Sangrado Corazón, con su experiencia en contra del bando más
negociante y menos de ley, podría acabar con tanto muerto que había empezado
a aparecer, a parecerse, se vistieron todos con botas, cantaron su himno
nacional, celebraron una independencia y empezaron a buscar a los terroristas,
mientras tanto, niños, niñas y bosques sufrían de envenenamiento repentino y
enfermedades en la piel a causa del glifosato. En las sierras dejaron de sembrar
"la mata que mata", era conveniente no respirar tanto veneno.
La gente migró hacia la gran ciudad, que cada vez se hizo más chica, en
la tele ya habían presentado las tetas de Catalina y la historia de uno sapos
muertos en la carretera así que todos sonrieron naturalmente y nacieron bebés
con los nombres de los sapos y reinados de varias Catalinas. Se crecieron las
bases de datos de cifras mentirosas, algunos dijeron que eran ciudadanos
víctimas, otros victimarios, todos recibían las monedas. La cola para el subsidio
empezó a crecer en las ciudades, se podía viajar ¡eso era seguridad! Era mejor
que gobernaran los menos malos…
En la radio se escuchó un comercial pregonando: ¡Guerrillero,
desmovilízate! En tanto se movían los paramilitares, el gobierno cavó fosas
comunes en donde enterraba los silencios de los vivos, los militares dijeron
que los muertos eran narcos, llenaron la lista de los logros falsos e inocentes
muertos en combate, con cara de culpables por supuesto, y las operaciones de
rescate hacían crecer la popularidad de ese gobierno, que hizo de sus
ciudadanos seguidores del Sangrado Corazón. Así fue como empezamos a
morir y a no dejar de morir en cada país del tercer mundo donde ya había
muertos que no morían de tanto que murieron.
los dos bandos, como en toda guerra. Los de cada partida se peleaban por un
negocio y en la radio sonaba una canción norteña que todos disfrutaban, en la
tele una novela sobre las tetas de Catalina y unos sapos muertos en la carretera.
En el Sangrado, se sembraba coca, y de vez en cuando se corría bajo las
balas que venían de cualquiera de los dos poderes, corrían los cadáveres en
los ríos, y las madres los veían pasar con sus hilos de sangre tiñendo cada
piedra. Corríamos para la ciudad, allí llevábamos letreros pequeños que
decían "desplazados" una cartulina con caligrafía modesta adornaba las
limosnas, las gallinas las cambiamos por un subsidio que nos mantenía
mensualmente, por cada hijo que tuviéramos nos daban unos cuantos kilos de
pan y así nos amañamos hasta que fuimos muchos más los devotos. No había
quien no conociera la historia de un secuestrado, o el amigo de un amigo cuyo
padre fue asesinado, se escuchó en una calle: "nos están observando y sacaron
las listas con los nombres de los ladroncitos que van a matar este fin de semana"
allí cayeron amigos de la infancia que rotularon de satánicos.
En aquel país que cada tanto quería apropiar políticas de otro, pensaron
que el Sangrado Corazón, con su experiencia en contra del bando más
negociante y menos de ley, podría acabar con tanto muerto que había empezado
a aparecer, a parecerse, se vistieron todos con botas, cantaron su himno
nacional, celebraron una independencia y empezaron a buscar a los terroristas,
mientras tanto, niños, niñas y bosques sufrían de envenenamiento repentino y
enfermedades en la piel a causa del glifosato. En las sierras dejaron de sembrar
"la mata que mata", era conveniente no respirar tanto veneno.
La gente migró hacia la gran ciudad, que cada vez se hizo más chica, en
la tele ya habían presentado las tetas de Catalina y la historia de uno sapos
muertos en la carretera así que todos sonrieron naturalmente y nacieron bebés
con los nombres de los sapos y reinados de varias Catalinas. Se crecieron las
bases de datos de cifras mentirosas, algunos dijeron que eran ciudadanos
víctimas, otros victimarios, todos recibían las monedas. La cola para el subsidio
empezó a crecer en las ciudades, se podía viajar ¡eso era seguridad! Era mejor
que gobernaran los menos malos…
En la radio se escuchó un comercial pregonando: ¡Guerrillero,
desmovilízate! En tanto se movían los paramilitares, el gobierno cavó fosas
comunes en donde enterraba los silencios de los vivos, los militares dijeron
que los muertos eran narcos, llenaron la lista de los logros falsos e inocentes
muertos en combate, con cara de culpables por supuesto, y las operaciones de
rescate hacían crecer la popularidad de ese gobierno, que hizo de sus
ciudadanos seguidores del Sangrado Corazón. Así fue como empezamos a
morir y a no dejar de morir en cada país del tercer mundo donde ya había
muertos que no morían de tanto que murieron.
ÁLVARO CHANONA YZA
ALIENACIÓN
ALIENACIÓN
Intoxicado por la alienación del siglo que ha nacido muerto
una y otra vez pisoteo la orina caliente de los bobos
la arcilla húmeda y carnal a la que Dios no pudo darle
nombre ni forma, porque ya reinaba la voluntad del sábado
tan esperado por todos los gentiles y rabinos.
Muerdo también este bagazo de viejos silencios
que ha demolido bondades y amores insignificantes.
Ya no tengo más ternura para estos muros que nos encierran
dentro de sí con todas sus interrogantes
como las glándulas de la noche que no dejan de vociferar
su dolor atávico
en el umbral de mis tímpanos rotos.
Acariciados por los emisarios de la muerte, nadie escucha
a los niños
atropellados también por las voces roncas pero no fallidas
de los pederastas.
Como un orzuelo me duele el tacto aterido y rugoso de la v
como una muela podrida en la primera infancia
como este cadáver que debo cuidar aunque no sea mío
hasta que por sí mismo se levante, hasta que en el polvo qu
somos
se injerte, o bien desaparezca…
A través de estos cristales cansados que son míos
nada se ve, nada se entiende…
una y otra vez pisoteo la orina caliente de los bobos
la arcilla húmeda y carnal a la que Dios no pudo darle
nombre ni forma, porque ya reinaba la voluntad del sábado
tan esperado por todos los gentiles y rabinos.
Muerdo también este bagazo de viejos silencios
que ha demolido bondades y amores insignificantes.
Ya no tengo más ternura para estos muros que nos encierran
dentro de sí con todas sus interrogantes
como las glándulas de la noche que no dejan de vociferar
su dolor atávico
en el umbral de mis tímpanos rotos.
Acariciados por los emisarios de la muerte, nadie escucha
a los niños
atropellados también por las voces roncas pero no fallidas
de los pederastas.
Como un orzuelo me duele el tacto aterido y rugoso de la v
como una muela podrida en la primera infancia
como este cadáver que debo cuidar aunque no sea mío
hasta que por sí mismo se levante, hasta que en el polvo qu
somos
se injerte, o bien desaparezca…
A través de estos cristales cansados que son míos
nada se ve, nada se entiende…
JUAN JOSÉ VALDESPINO
EL ABC DE LA MUERTE
EL ABC DE LA MUERTE
Incendiaron el lenguaje
alguien mató alevosamente las palabras
Las primeras letras en caer fueron el ABC
La eme emitió su canto maternal de muerte
La i se incineró junto a la justicia incólume
como un bonzo inamovible
la eñe calló su llanto entre las llamas
La e ahogó su rima en asonancia plañidera
¿cómo vivir estos años sin niños y sin sueños
y ya sin eñe, quien responderá por tanto daño ?
Yo quedo sin puños para apretar mi rabia.
alguien mató alevosamente las palabras
Las primeras letras en caer fueron el ABC
La eme emitió su canto maternal de muerte
La i se incineró junto a la justicia incólume
como un bonzo inamovible
la eñe calló su llanto entre las llamas
La e ahogó su rima en asonancia plañidera
¿cómo vivir estos años sin niños y sin sueños
y ya sin eñe, quien responderá por tanto daño ?
Yo quedo sin puños para apretar mi rabia.
SOLEDAD
ALEJANDRA VALES MOLAS
ALEJANDRA VALES MOLAS
Soledad, aplástame rápidamente,
no me dejes respirando más de lo necesario
no quiero inhalarte ni un día más.
Cada suspiro me saca del círculo,
cada lágrima me divide en más trozos.
Tiemblo.
Tengo frío.
no me dejes respirando más de lo necesario
no quiero inhalarte ni un día más.
Cada suspiro me saca del círculo,
cada lágrima me divide en más trozos.
Tiemblo.
Tengo frío.
ILEANA GARMA
A veces creo que avanzo pero no dejo de caer
ólo queda el rojo las ramas y alguna piedra
Si perdí algo fue la noche
Si perdí algo tuvo que ser el rostro
Cada vez que encontré alguna niña detrás del miedo
a hice mía
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
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