Denisse Sánchez Erosa |
Un pasquín del Grupo
La Resistencia 2012
Número 27 / 15 Dic 2010
En la edición: Denisse Sánchez Erosa . Bárbara
López León . Argentina Casanova . Ileana
Garma . Mario Pineda . Adán Echeverría
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
LA LEGIÓN DE LUCÍA
CARLOS MARTÍN BRICEÑO
Ahora que los Legionarios de Cristo han pronunciado un mea culpa público por causa de la triple vida de su siniestro líder y fundador, me gustaría toparme con mi escuálida amiga Lucía Gómez, quien los defendía con tanta vehemencia.
Fuimos juntos a la secundaria del colegio Americano, escuela privada famosa por su alto nivel de exigencia, pero menos excluyente en cuanto a la condición social de sus alumnos.
Esto último disgustaba mucho a Lucía, quien soñaba con cambiarse a una institución de monjas pretenciosas que, en aquel tiempo, se daba el lujo de seleccionar escrupulosamente a sus alumnas.
Mi amiga, por supuesto, había sido rechazada. Bajo el criterio de las seguidoras de Santa Teresa de Jesús, el apellido Gómez carecía totalmente de alcurnia. La pobre nunca llegó a cumplir su anhelo de portar la falda café a cuadros y los grotescos suecos del uniforme de las niñas bien de la ciudad.
Quizá por eso, con el paso del tiempo, cuando tuvo la oportunidad -y el
dinero- de inscribir a su único hijo en un colegio privado, escogió el Instituto
Cumbres, el más exclusivo de todos. Su nene no iba a padecer las frustraciones
que ella había vivido.
- Para que se relacione desde chico -me dijo, cuando coincidimos en la estética donde me cortan el pelo y le hacen a ella la pedicura.
- Es una escuela maravillosa -agregó, sin dejar de tomar su coca light.
(Lucía es adicta a todo lo bajo en calorías)-. Tratan a tus niños súper bien, las clases son bilingües, estudian con pura gente conocida, el nivel académico altísimo. Ah, y lo más importante: inculcan unos valores in-cre-í-bles. Deberías considerarlo para tus hijos.
Sin voltear a ver, porque hacerlo significaba arriesgarme a un tijeretazo,
solté:
-¿Con esos pederastas? ¿Qué no sabes lo de Maciel?
De no ser porque la detuvieron las señoras allí presentes, estoy seguro que ella me hubiese hundido las tijeras en el cuello. Parecía que hubiese ofendido al mismo Jesucristo. Me puse de pie y salí aprisa, sin esperar los
cortes finales.
Ese fue el punto de quiebre de nuestra amistad. Después de esa tarde, cada vez que me la topaba, Lucía evitaba abiertamente mi saludo.
Pasado un tiempo coincidimos en la sala de espera del aeropuerto de la capital. Vino directamente hacia mí.
- ¿Sin rencores? - Me saludó de beso en la mejilla
- ¿Lucía? - dije, sin poder evitar mi asombro.
- No me veas así. Vengo de un maravilloso congreso de la familia legionaria.
- Ya veo.
- Saber perdonar es una de las enseñanzas de nuestro Padre.
- ¿Jesús? - pregunté, inocente.
- Qué casualidad - dijo, con calculada ironía, la recepcionista de la estética de siempre - La señora Gómez también viene esta mañana.
Y mientras la espero, escojo las mejores palabras para consolarla. No quiero que suenen a burla. Después de todo, el perdón allana el camino al cielo.
CASTIGO VOCACIONAL
ADÁN ECHEVERRÍA
Cruza sus fronteras la diezmada carne
El aire cuervo de la madrugadaagita puertas ventanales de sombra
Los monjes se abandonan sobre eclipses simulados
estallan la humedad de sus miradas
bajan las celdas con sus flamas y hábitos de cobre
siguiendo delirantes cánticos (uno tras otro se contemplan)
por el cerrado laberinto que es la noche
Para olvidar la carne densa
corren hacia la frescura intacta de las hembras
reclinadas en el confesionario
Bajo la lumbre de la lengua
introducen el rojo hierro hasta los huesos
rojo carne cobre el ojo intacto de la luz
baila su propio remolino mientras ellas
hurgan ceremoniosas
bajo las sotanas
DEVALUACIÓN
HÉCTOR CETINA MORALES
A la moneda la devaluó el día
la tropezó la luz al
golpearle el lado de la cara,
brilló pero se cegó hasta que
un vidente como yo
se la encontró y
le abrió los ojos,
le rizó las pestañas por fortuna y
le abrió en la noche su cartera
para que se acostara.
POEMA
JESÚS RITO GARCÍA
Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor , me desordeno.
Carilda Oliver Labra
Por las noches sueño que el mundo se derrumba
Y me dan unas ganas locas de salir corriendo;
Pero no puedo, amor, no puedo.
Los hongos de los pies no me dejan volar
Y tengo por testículos un par de duraznos,
Que no florean, amor, que no florean.
Bach, sálvame de este mundo derruido,
Llévame lejos.
Sé que tengo por cerebro un par de cacahuates.
Cada uno piensa distinto;
El primero es el triste,
El que quiere ser bahiano,
O morir en Kurdistán,
El otro es un pobre diablo sin hormigas en las bolsas,
que repite a cada momento:
“me desordeno, amor, me desordeno”
Ven amada mía,
Ven a chuparme los pezones
Y los hongos de los pies,
Verás cómo después, alucinamos juntos.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
¡A los gobiernos no se les aplaude,
se les exige!
se les exige!
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