Ligia Chan Brito |
Un pasquín del Grupo
La Resistencia 2012
Número 39 / 2 Feb 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa . Bárbara
López León . Argentina Casanova . Ileana
Garma . Mario Pineda . Adán Echeverría
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
ASESINOS COMO DE SERIE
ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN
La abuela tiene miedo de que el abuelo y los tíos salgan mucho a jugar billar los fines de semana con Prudencio. A los pequeños no nos dicen nada pero yo me he dado cuenta de que la abuela se pone muy nerviosa cuando habla de ese señor. Él llegó al barrio hace un par de meses, según parece ya había vivido acá hace años, yo no recuerdo; dicen los mayores que se había venido para la costa porque en el pueblo donde nació había matado a una mujer, luego aquí, en esa época también asesinó a un muchacho con una puñalada en el pecho, pero nadie pudo comprobarle nada.
El único testigo que había era un primo que vivía con su esposa y sus hijas al lado de nuestra casa, era un señor muy malo, le daba golpes a la prima. Sí, me acuerdo de ella llorando y de todos los moretones, pero ese no era motivo para que él tuviera ese final. Según cuenta la abuela al primo lo mató Prudencio porque le dijo a la policía lo que había visto. Después de eso fue inevitable que el asesino desapareciera sin dejar rastro. Estábamos más pequeños, tal vez escuché los llantos de la prima no sé si de consuelo o de tristeza, pero sí la recuerdo gritando.
Ayer escuché a la nona contando también que Prudencio dejaba un muerto donde iba, que siempre buscaba peleas en los billares, asesinaba a alguien y se marchaba. Por eso le gritaba al abuelo, antes de que saliera: Mira que en cada pueblo que vivió dejó un finao. Luego nos miraba con cara de regañarnos y nos mandaba con los ojos grandes y bien abiertos para adentro de la casa. Nosotros entendíamos.
Prudencio es pariente lejano de mi abuelo. Nuestro tío dijo también que este hombre había vivido antes en Venezuela, parece que cruzó la frontera de ilegal y que allá se mudó más de quince veces de lugar. Contándolos todos, creo que son como 18 los que ha mandado a mejor vida, y ahora entiendo los nervios que le entran a mi nona cuando ellos se van para el billar. Hago mi cama para dormir, pongo el toldillo mientras pienso en eso, los tíos y el nono no han llegado. Suenan tiros al otro lado de la calle, me tiro al piso, veo los primos más pequeños, también en el piso; sigo arrastrándome hacia al pasillo, paso por la cocina y busco a la abuela. No la puedo ver. Llego hasta la sala después de haber atravesado los seis cuartos y la veo asomada por la ventana con la luz apagada. Bajo la puerta unas sombras se alargan hasta desaparecer. Los vecinos salen, se escuchan voces, salimos todos. A los pequeños no nos dicen nada, hay un muerto en nuestra puerta, dicen que es Prudencio. El abuelo no ha llegado, los tíos no contestan el celular. A los pequeños nos mandan a dormir con la mirada. Nos vamos a los cuartos, apagamos las luces, apagamos la tele, rezamos el padrenuestro, cada uno de nosotros con la cabeza debajo de su almohada.
PARTIDO ACCIÓN CELESTIAL
IBRAHIM DOMÍNGUEZ
Después de ganar las elecciones se dirigió a su estudio; contempló el retrato de su padre asesinado hace ya veinticinco años; bebió dos vasos de coñac, miró por la ventana y se echó a reír. Sentía que el mundo era suyo. Lo primero que hizo, cuando llegó a la presidencia, fue acabar con la prostitución, legalizó la cocaína, desapareció la ciudad universitaria para vender los terrenos a particulares.
Con el dinero se pago la deuda externa y se construyeron un sin fín de edificios al estilo Manhattan; impuso pena de muerte a secuestradores y violadores, promovió el turismo; limpió las aceras de vendedores ambulantes y puestos de tortas, tacos, quesadillas; edificó cien mil nuevos templos católicos; impuso cuota a las escuelas que antes eran de gobierno, mandó matar al poder legislativo y al judicial. Lo último que hizo fue vender al país a los norteamericanos. Estaba convencido de que era un país que no valía medio centavo. En las calles los hombres consumían cocaína todo el tiempo; había aumentado el índice de accidentes viales, de violaciones; ya nadie estudiaba, las escuelas servían como centros de readaptación social, el país estaba plagado de ignorantes con los sentidos alterados que iban a la iglesiadespués de cometer sus crímenes, rezaban dos aves marías y tres padres nuestro como penitencia, se arrepentían, lloraban, después seguían con sus aberrantes actos.
Y así se retiró para gastar el dinero que obtuvo con la venta del país. Compró un pequeño paraíso en el Caribe, donde llegó a organizar más de mil fiestas, con drogas y menores de edad traídos de todo el planeta. Murió en silencio una tarde de junio. Fue a la entrada del cielo. Antes de tocar vió un cartel que decía: "No importa cuánto te hayas arrepentido, aquí
NO SE ADMITEN MULTIPARTIDISTAS".
Con el dinero se pago la deuda externa y se construyeron un sin fín de edificios al estilo Manhattan; impuso pena de muerte a secuestradores y violadores, promovió el turismo; limpió las aceras de vendedores ambulantes y puestos de tortas, tacos, quesadillas; edificó cien mil nuevos templos católicos; impuso cuota a las escuelas que antes eran de gobierno, mandó matar al poder legislativo y al judicial. Lo último que hizo fue vender al país a los norteamericanos. Estaba convencido de que era un país que no valía medio centavo. En las calles los hombres consumían cocaína todo el tiempo; había aumentado el índice de accidentes viales, de violaciones; ya nadie estudiaba, las escuelas servían como centros de readaptación social, el país estaba plagado de ignorantes con los sentidos alterados que iban a la iglesiadespués de cometer sus crímenes, rezaban dos aves marías y tres padres nuestro como penitencia, se arrepentían, lloraban, después seguían con sus aberrantes actos.
Y así se retiró para gastar el dinero que obtuvo con la venta del país. Compró un pequeño paraíso en el Caribe, donde llegó a organizar más de mil fiestas, con drogas y menores de edad traídos de todo el planeta. Murió en silencio una tarde de junio. Fue a la entrada del cielo. Antes de tocar vió un cartel que decía: "No importa cuánto te hayas arrepentido, aquí
NO SE ADMITEN MULTIPARTIDISTAS".
ALEX CAMPOS OLIVIER
Esta tristeza vaga es como andar sobre un tapete de agératos
en el borde de un abismo
transitar de intranquilidad que avanza hacia lo desconocido
y mira con persistencia hacia atrás
Nostalgia que inquiere el sur para que el norte no la destruya
hilera de memorias ingenuas
con esperanzas de atrapar un disipado paraíso
que se disgrega
y se convierte en paisaje inédito de palabras vanas
Días pálidos de tonalidades infames
diluyen sonrisas
y hacen chapuceros las miradas
como marchitas florestas de alucinantes telarañas
que bajo siete oscuras lunas crecen
y arrastran alebrijes con retazos de pijamas
Álgidas piruetas
centelleos de estrellas que profanas caen
repiquetean con un tronar de peces en aleteos pálidos
y al horizonte un cenit engendra aprisa malestares que erupcionan
Cima de esturiones que desovarán serpientes enfermas
de un grotesco sol a la distancia replegándose
Viento sobre trueno
sonido que ni la lluvia podría salvar
trizas que roen aturdidas esperanzas
agujeros al aire jugando melodiosos
burla de demonios que arriban gruñidos de húmedas cenizas
para martirizar los blandos recuerdos a tu lado
SILENCIO
JANITZIO VILLAMAR
FRAGMENTO
XXII
La tierra tiembla, de nuevo tiembla.
La fosa vibra, bajo la tierra vibra.
¿Es mi cerebro fosa?
¿soy sepultura o sólo espacio de la vida,
Contengo yo el silencio, yo el silencio?
Somos los de madera arquitectura,
Somos casa de los espejos y rompemos armadura,
De nosotros la voz emerge,
La voz que madura,
La voz que fue quemadura,
La voz, el contenido, la memoria que traslada
A nosotros la voz traslada.
La tierra tiembla, la mi cabeza tiembla,
Ella explota exploplo exploplo, exploplota,
La mi cabeza explota.
Parimos el recuerdo,
Y de madera nuestra arquitectura
De bajo tierra emerge la voz que madura,
La voz que en mí madura,
La voz que en silencio en mí estalla,
La voz que en mí es grave quemadura.
SAGRARIO RIVERO CENTENO
Con un girasol entre las manos
observo pasar el día
El sillón ¡ah! el viejo sillón rojo
no duerme sigue ahí
esperando
como si la ternura hubiera partido
Mi girasol grita
se diluye
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