viernes, 3 de junio de 2011

Grietas 75


Un pasquín del Grupo La Resistencia 2012
Número 75 / 1 Jun 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Argentina Casanova,Ileana Garma .
Mario Pineda . Adán Echeverría,
Joelia Dávila, Jesús Bartolo


Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.
mx













Pablo Castañeda





EL ESCÁNDALO DE LA REPETICIÓN

ANABEL HERNÁNDEZ



Hace unos días, discutía con mi familia la vida del país. Mi madre, ahora fiel seguidora de telenovelas, enojada por mi necedad de incordiarla ante sus largas horas frente a las viejas y nuevas telenovelas (que, sobre todo, "educan" a las mujeres en las falsas ilusiones, en los supinos estereotipos del bien y del mal, en el seguimiento de la línea marcada por el patriarcado), me dijo: "qué has hecho para contribuir al freno de la corrupción y la impunidad". Me dolió y no tuve respuesta inmediata. Ahora respondo al cuestionamiento materno.


No soy exitosa: no tengo una gorda cuenta bancaria, ni un cargo público, ni ostento una residencia, ni un vehículo de lujo. Tengo lo suficiente. Y sé que para la mayoría de las personas lo que voy a decir no cuenta: aún tengo la dignidad íntegra, denuncio las corruptelas (aunque el peso del aplastante poder y sus infamias caigan sobre mí) y exijo mis derechos. Sólo tengo un trabajo que cumplo (considero) con responsabilidad, aún no participo en actos ilícitos ni del envilecimiento, a pesar de vivir en un país donde te atracan en el día a día, basten unos ejemplos cotidianos: por teléfono nos timan los bancos; en el súper nos hurtan cuando la etiqueta del producto tiene un precio y en la caja te cobran otro, más alto, por supuesto; el hombre que lava el auto te pide prestado y sabes que esa plata se irá al país de "Nunca Jamás". Esta es una nación donde la mezquindad de las clases pudientes, medias y oprimidas no tiene límites y cuesta mantener la probidad (como refugiada del arte, pienso en "El ángel exterminador" y "Viridiana" de Luis Buñuel, excelentes metáforas de la miserabilidad, palabra que no existe en la RAE, de una y otra clase social. Ninguna se salva.)

Mas en México, además de la abyección social, sorprende la apatía. En las redes sociales se exhibe un clamor por la situación del país, pero se trata de una aflicción pasajera, sin más trascendencia que la liberación de conciencia momentánea. Todos somos unos cínicos y más lo somos los ciudadanos de a pie: sabemos los tejemanejes políticos, nuestros propias mentecateces y no ponemos un alto, sólo guardamos silencio. Decía Augusto Roa Bastos en una entrevista añeja, que no por haber escrito 'Yo el Supremo' era menos culpable de la dictadura del Paraguay. Tomo el ejemplo de Roa y asumo que, en conjunto, somos culpables de la descastada clase política que tenemos, si es que alguna vez la hubo. Somos culpables del envilecimiento de nuestro sistema que se distingue por el ocultamiento y las truhanerías. Y seremos todos culpables, una vez más, el día que aparezca el cuerpo o la cabeza de la periodista Anabel Hernández en algún punto de este país.

El pasado 3 de mayo, el Canal del ongreso organizó el foro "Impunidad como limitante a la libertad de prensa y gobernabilidad democrática en el siglo XXI". Una Anabel Hernández con el enojo en el rostro y el hartazgo en las palabras, denunció que, desde diciembre de 2010, se encuentra amenazada de muerte por el Secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Su promulgación fue ante una sala vacía de periodistas y de ciudadanos, como ella misma lo hizo notar y lo atribuyó (la cito) a la falta de interés: "La impunidad se va a la sombra de la indiferencia y el silencio […] por muchos estudios, por muchas palabras a nadie le importa en este país de fondo lo que le pasa a los periodistas, lo que nos pasa en el día a día. Somos […] una estadística de levantados, una estadística de muertos, una estadística de amenazados, pero quién realmente se preocupa por garantizar no sólo nuestro derecho a la vida, sino nuestro derecho a la libertad de expresión. Me parece que hay muchas buenas intenciones. Me parece que esta convocatoria del senado es muy valiosa 'per se', pero me parece que falta algo más que mesas de discusión como ésta para frenar la ola de asesinatos, la ola de amenazas que sufrimos los periodistas día con día". Me gustan las palabras de Anabel, porque toca un punto focal: "la sombra de la indiferencia". En México, la disparidad social genera conformismo e insolidaridad y, me parece (soy menos optimista que Anabel), no sólo no interesa la vida de los periodistas (ya lo dije antes), hay una apatía general por los problemas sociales, una falta de compromiso. Es triste, pero las instituciones educativas sólo forman ejércitos de pusilánimes.

Anabel a través de sus libros "Los señores del narco" y "Los cómplices del Presidente", y de sus artículos, ha tenido el talante para denunciar la corrupción y la impunidad arraigadas en el corazón del sistema. Por eso, pesa sobre ella una grave amenaza de muerte que proviene de las autoridades federales. Me asombra que a pesar de las fuertes declaracionesde la escritora, hasta hoy, ni un solo periodista, ni un solo político, ni un solo intelectual haya reivindicado la postura de Anabel Hernández. Ni Javier Sicilia mencionó en su discurso del 8 de mayo, el nefando abuso de poder de la autoridad que, con todo descaro, pretende privar de la vida a la periodista. (Actitud que me recuerda a las infamias de las dictaduras, será porque el priismo fue una dictadura de partido, y será también porque, como lo escribe José Ángel Leyva en la estupenda carta "Javier Sicilia, un poeta como líder moral", que publica en su revista electrónica. "La Otra", el "priismo no fue sólo un partido y una forma de hacer política, fue una cultura que permeó a todos los partidos que vinieron a sucederlo. El priismo nunca se fue, no se ha ido, mutó en ese monstruo que hoy siembra fosas clandestinas").

Sé que la vida de Anabel no vale más que los caídos inocentes por el crimen organizado. Sé que su vida no vale más que la del ciudadano de a pie, expuesto a la inseguridad. Sé que su vida no vale más que la de otra mujer o inmigrante asesinados, o habitante en pobreza extrema. Mas se trata de una profesional que ha renunciado a guardar silencio, que está cansada de este foco de infección en que se ha convertido el país, que está desasosegada (la cito) de "este mal ejemplo de impunidad, de falta de libertad de expresión, de funcionarios públicos que hacen lo que se les pega la gana". Anabel Hernández tiene opciones: organizaciones internacionales le han ofrecido abandonar el país, por la repetitiva razón dicha en estos casos de abuso de poder: "qué sentido tiene quedarse en México, la situación no va a cambiar". Ante eso, Anabel se cuestiona: "¿Esa es nuestra única opción de libertad de prensa?" Y cabe otra pregunta: ¿la gente pensante tiene que huir del país con la cola entre las patas, como único destino posible, como tácita aceptación de que no hay soluciones?

No quiero hacer de la figura de Anabel una heroína. Y sin embargo, no puedo omitir que me conmueve su entereza, su valor, su disposición para seguir en la línea que se ha trazado: denunciar todo acto de corrupción. ¿Qué vamos a hacer por la vida de Anabel, qué vamos a hacer para evitar, voy a usar una frase que cada vez me gusta menos, una muerte anunciada? Supongo que no vamos a pedirle pruebas fehacientes de las amenazas, porque, supongo también, que ya suficientes casos de corrupción e impunidad conocemos dentro de nuestro sistema para no dar credibilidad a sus palabras.
Lamento decirlo, pero mi cuestionamiento es sin respuesta, no hemos hecho nada para salvaguardar la vida de Anabel Hernández. Ella ha pedido a la sociedad que si el día de mañana las organizaciones de protección a periodistas tienen su prueba fehaciente de encontrar su cadáver en la banqueta o su cabeza encima del cofre de su vehículo (la cito): "no me manden flores, no me incluyan en sus cifras, inclúyanme en la lista de las periodistas que les pidió hacer algo más que estudios. Inclúyanme, por favor, en la lista de periodistas que denunció que había amenazas, como muchos otros". ¿Vamos a permitir el eterno retorno de la barbarie del poder?

A todos nos llama la atención el escándalo de la masacre por el crimen organizado; el escándalo de las muertas de Juárez; el escándalo de los sesenta y ocho periodistas asesinados y trece desaparecidos. Pero, en todos los casos, se trata de un escándalo efímero, no hay acciones contundentes que eviten los próximos asesinatos. Un poeta líder, después de la muerte de su hijo a manos del narcotráfico, ha movilizado a la ciudadanía (acción que tiene mucho mérito). Sin embargo, las terribles declaraciones de Anabel después del 3 de mayo no han tenido repercusión en el mundo mediático, ni en el mundo intelectual y ya ni se diga entre la población civil. Es como si la sociedad quisiera ignorar la denuncia pública de Anabel Hernández.

No podemos confiar en que las instituciones que han perdido su credibilidad) defiendan a la periodista,bajo amenaza. Tal como van las cosas, seremos cómplices y responsables, una vez más, de la reiteración del asesinato. Se cumplirá lo que siempre acontece en este país, y Milan Kundera lo expresa con claridad meridiana en uno de sus entrañables ensayos: "¡es la repetición de los escándalos lo que reina por encima de todos los demás escándalos! […] Porque el escándalo de la repetición queda siempre caritativamente anulado por el escándalo del olvido si son ellas mismas las que la tienen bajo amenaza. Tal como van las cosas, seremos cómplices y responsables, una vez más, de la reiteración del asesinato. Se cumplirá lo que siempre acontece en este país, y Milan Kundera lo expresa con claridad meridiana en uno de sus entrañables ensayos: "¡es la repetición de los escándalos lo que reina por encima de todos los demás escándalos! […] Porque el escándalo de la repetición queda siempre caritativamente anulado por el escándalo del olvido".



POBRE ILUSA

JOELIA DÁVILA

te sientas a esperar dulzuras
la soberbia te embrutece
pobre ilusa

cualquiera diría que te engañas
pero yo sé que sabemos
la verdad es tu sombra
la ansiedad es tu pena

disfrazas el hueco en tu pecho
celofán de colores
la indiferencia te escurre
dádivas que tus fauces rechazan
y te doblas
desmembrada
al primer hervor de ojos

tan valiente
pobre ilusa


Necesario es exigir al Presidente de la República y a las Cámaras de Senadores y de Diputados, la inmediata renuncia de Genaro García Luna. Desde GRIETAS, pedimos a la sociedad mexicana, hacer suya, con nosotros, esta Exigencia.

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