Número 78 / 15 Jun 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
Cuando pensamos en los espacios culturales de la ciudad de Mérida, y más en específico a los urgidos en esta primera década del siglo XXI, nos encontramos con diver-sas manifestaciones de n modelo cultural que exige mantener una actualización permanente. Podemos comprender por anto cómo es que los espacios considerados exitosos se consolidan por la variedad de artistas que tienen presencia en dicho espacio.
Debemos considerar que actualmente la ciudad de Mérida, ejerce un centralismo con respecto a los ciento cinco municipios restantes, que salvo las ciudades del Oriente, punto de enlace entre Yucatán y el Estado de Quintana Roo, requieren de múltiples servicios, médicos, jurídicos, ducativos, e incluso de una consolidación de orden Judicial que no permita ser juez y parte a los uncionarios públicos en todo tipo de asuntos que afectan la impartición de justicia, y el respeto a los integrantes del pueblo maya, y sus recursos culturales. El predominio de la lengua castellana, okastlan t'aan, conduce siempre a pensar que lo normal y necesario es que toda la población sepa hablar, leer y escribir español, sin que por ello se aprenda a hablar, leer o escribir en maya. La supuesta falta de escritura maya se atribuye a la incapacidad actual de "leer", o interpretar los códices, estelas, cerámica, y demás tecnologías para representar pensamientos, acciones, y sentimientos que daban unidad a los Imperios Maya, Azteca e Inca.
Esto ha conducido a que tanto los integrantes de la sociedad yucateca, y las personas que se han integrado a lo largo de los cinco siglos de colonización occidental, consideren que la antigua civilización maya ha caducado, expropiando los recursos naturales, el territorio, y manipulando a la población, sus formas de organización, ideas y símbolos. La homogeneización de la sociedad mexicana, iniciada para diferenciarse de la española, ha intentado convencernos de la continuidad, del desarrollo de las ideas colonialistas occidentales, que justifican la permanencia de una relación desigual entre una minoría que detenta los poderes administrativos, económicos y las instituciones de toda índole.
Entonces se ejerce un dominio jerárquico, en el que los recursos culturales pasan a ser administrados en beneficio de "toda la sociedad", sin consultar con las necesidades y proyectos de los diferentes grupos e individuos que la integran. La única consulta permitida es la democracia, pero la población se aglutina bajo los colores de cada partido político y termina ocupando un puesto jerárquico legitimado por una minoría, cuyos proyectos y beneficios se realizan a expensas de las personas, y sus necesidades. Más allá de los derechos humanos, garantizados por la Constitución mexicana, no existe aplicación verdadera de políticas que reconozcan la autonomía de los pueblos originarios, y por tanto, la capacidad para decidir sobre la mejor manera de satisfacer sus necesidades o para alcanzar otros modelos culturales, en los que mantengan su patrimonio comunitario.
Es por ello que la permanencia de los modelos artísticos en Mérida, y en otros espacios de México y Latinoamérica, ha legitimado las producciones que satisfacen las necesidades de los modelos considerados exitosos, casi siempre europeos, o anglosajones. El éxito es indicador de la integración a un modelo que requiere oferta y demanda, de la necesidad constante de innovar e integrar el cono-cimiento de manera que se diferencie de las otras producciones artísticas, pero al mismo tiempo conforme una comunidad flexible, en que los miembros pueden tener, o no, contacto entre sí. Los miembros de la comunidad artística de Mérida, generan productos culturales tangibles según el modelo canónico de las artes: pintura, escultura, arquitectura, literatura; pero lo que realmente diferencia y unifica a dicha comunidad, es el trabajo cultural intangible, las horas de trabajo en cuanto a elaboración de sus producciones.
Los mecanismos para legitimar dichas producciones consisten en certificarse ante las instituciones por quienes se busca que sea reconocido el trabajo, y con ello a la profesionalización de la persona que se dedica a las actividades artísticas, y con ello la entrada a un modelo en el cual se compite por satisfacer la demanda artística, que requiere de renovación constante, teniendo siempre como peligro, la caducidad, que puede ser entendida como la condición en que se encuentran las producciones artísticas de los antiguos imperios, como el de la cultura maya. Sin embargo, a pesar de la supuesta caducidad de las producciones culturales del pueblo maya, reducidas a un folklore producido en cinco siglos, son necesarias para legitimar diferentes modelos de explotación laboral, pues es a través de ellas que se marca el inicio del modelo occidental de éxito, en el cual la acumulación del capital es considerado el fin último. La finalidad no perseguida de manera consciente es la eliminación de la autonomía cultural indígena, a través de la imposición del idioma, de una historia que no les pertenece, a través de la lectura y la escritura oficial, y de la jerarquía determinada por la educación certificada, o las instituciones políticas que detentan el poder. Pero al mismo tiempo se busca de manera consciente "proteger" las manifestaciones culturales "menos" desarrolladas, porque son modelos no exitosos de consumo cultural. En los cuales el fin último es la auto sustentabilidad, la capacidad para decidir cómo vivir y que al morir, la administración de su patrimonio sea en beneficio de su familia y su comunidad.
Mientras tanto la comunidad artística que persigue el éxito del modelo occidental, en su necesidad constante por actualizar sus producciones, retoma elementos en mayor o menor medida pertenecientes a la población y representa diferentes realidades que pueden ser compartidas por otras personas, ya sea de su misma comunidad o de comunidades externas, refiriéndonos con ello a la difusión de su trabajo, que da como resultado, una producción única, original, y por tanto valorada bajo un denominador común en todo este sistema, el dinero. Es por ello que el éxito o el fracaso de los modelos culturales es entendido a través de su capacidad para producir mucho dinero, dinero para el creador, dinero para los distribuidores, dinero para quienes pueden a su vez tener éxito, y de esta manera sustentar sus necesidades elementales, y en algunos casos en beneficio de su comunidad. ¿Qué sucede con lo modelos no exitosos? Al estar relacionados directamente con el autoconsumo, puede ser entendido como el modelo de los trabajadores directos del campo y la agricultura mexicana, quienes reducen el valor de sus producciones a la nada, a la gratuidad, debido a que no están legitimadas por una institución educativa, a que no emplean una tecnología que requiera de especialización en su manejo, y por tanto se encuentran a disposición de cualquier intermediario que pueda transformar un elemento "gratuito" en una producto comercial exitoso.
En la literatura esto se observa en la "tradición oral", de la cual se han valido desde el inicio de la occidentalización en Latinoamérica para legitimar desde crónicas hasta las nuevas producciones textuales que no pueden ser clasificadas como géneros. En el campo de la música podemos ver una aplicación de este modelo, el cual legitimamos a través del consumo, en el que "lo que no vende, no jala, no llena" no es éxito, y por lo tanto debe reducir su valor hasta la gratuidad. La obstinación de algunos artistas por seguir, innovando, puede ser lograda a través del complejo del súperhéroe, mantenerse a través de un trabajo para cubrir sus necesidades básicas, y al mismo tiempo dedicarse a un trabajo que es muy apreciado pero poco remunerado. Son estos artistas, que conforman una comunidad invisible, incomunicada, anónima, que mantienen un vínculo común: el público, al que llega a través de intermediarios directos o indirectos. Uno de estos intermediarios directos son las instituciones legitimadas en la producción y el consumo, los museos, galerías, editoriales, televisoras, radio, que operan diferentes medios para comunicar la exposición, ejecución o venta de un nuevo producto, y con ello la posibilidad de alcanzar el éxito. Desgraciadamente vemos reproducir un modelo de caducidad y permanencia cultural, que al no alcanzar el éxito, reduce a la gratuidad su trabajo, y legitima a las instituciones que cumplen con ofertar sus productos, que decidimos o no consumir. La alternativa a este modelo recae en la búsqueda de una nueva negociación en que los modelos de autoconsumo sean revalorados, no con el fin de utilizarlos para alcanzar el éxito como acumulación, sino como la capacidad para mantenerlo a través de las siguientes generaciones.
En algunos campos como la cultura punk ha decantado en modelos de "hazlo por ti" que intentan mantenerse al margen de los modelos comerciales, generando modelos de consumo horizontal que mantienen una comunidad igualmente flexible. Y una de las primeras acciones para replantear alternativas debe venir de un proceso dialógico, la confirmación de las experiencias a través de las cuales alcancemos la auto sustentabilidad, y lograr que la acumulación fortalezca los espacios autónomos en todo sentido. De lo contrario no podremos alternar este modelo cultural en crisis, y estamos dando paso a nuevas organizaciones que se benefician de los productores. La necesidad se basa en una crisis actual con respecto al enfrentamiento entre una parte del Estado contra el narcotráfico, en una búsqueda por eliminar la autonomía económica, que tiene como origen la producción y la distribución de las diferentes drogas que constituyen, dado su valor comercial, un modelo cultural exitoso.
Los productores no siempre resultan ser los más beneficiados, sobre todo cuando en el campo la inversión económica nunca representa buena alternativa de inversión, dadas las características del mercado que cuando no logra el éxito, reduce su producción al autoconsumo. Para ello emplea su espacio autónomo, la tierra, y decide en beneficio de su persona, o su familia y la comunidad, producir alimentos; pero dadas las necesidades creadas de consumo y tráfico de drogas, resultan ser presa de quienes emplean la tierra para sembrar amapola y marihuana, alcanzando en la comercialización un valor económico muy elevado, sin que por ello se lleve a cabo un reparto de utilidades o un beneficio real para los productores y su autonomía. En realidad no se está reduciendo la autonomía del narcotráfico, sino la autonomía de los productores del campo mexicano, de sus familias, su comunidad, y de la nuestra, puesto que no contamos con la capacidad para sustentar una sociedad exitosa sin cubrir primero las necesidades básicas de toda la población, y con ello posibilitar la equidad entre sus modelos culturales, evitando de esta manera la explotación de su patrimonio. Ésta pudiera ser una alternativa cultural para solucionar el problema de la violencia en México, pero no implica una reflexión teórica, sino más bien una invitación al diálogo, a compartir nuestras experiencias personales, y de esta manera modificar horizontalmente la ejecución de modelos auto sustentables.
NIÑO QUE SÓLO APRENDISTE…
Niño que sólo aprendiste
el ABC de la vida.
Que te trajeron las llamas
tormento en vez de la vida.
Estabas quizá en el juego
del vaivén de toda vida.
O bebiendo el tal vez
de toda leche con vida.
Hoy te han dejado solito,
te han quitado la vida,
los intereses de aquellos
que hacen negocio la vida.
No es suficiente palabra
la vida que no es vivida.
No cesará el sufrimiento
de los padres, entre vida
y vida que se resiste
a ser la voz desvivida.
Todos estamos sufriendo
aun sin lágrimas de vida.
Estás durmiendo, bebé,
en ese fuego de muerte.
Y tú también, pequeñita
de alma que todo divierte.
Nadie debe perdonarlos.
Sólo desearles tal suerte:
Que sufran en ellos mismos
la ausencia de amor e infancia.
Que la justicia se adueñe
de su pútrido futuro.
No merecen ni una rima,
ni que les recen en vida
o en muerte que los incendie,
dolorosa, eternamente.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje. Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
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