jueves, 15 de septiembre de 2011

Grietas 93








Miguel de Jesús Escalona


MÁS SANTO Y MENOS INFANTE

MARY BERMÚDEZ


“El ocio es la madre de todos los vicios”. --- ¿Quién no ha oído o citado esto?, pues hoy aquí y aunque soy consiente de mis limitaciones en cuanto a la narrativa, quiero compartir con ustedes una interpretación llegada a mí, gracias a una tarde de ocio.

Eran las tres de la tarde y no debía volver a la oficina, me recosté a ver televisión, solo después de 15 minutos, paseando por medio de mi control por más de 40 canales; comencé a ver una película, nada más y nada menos que de El Santo. ¡Dios! Hasta ese día, nunca había visto una entera. No me arrepiento, una cosa llevo a otra y mi mente volaba.

Es el mejor ejemplo que podemos tener, sí leyeron bien, el mejor ejemplo, más adelante entenderán todo esto; él es osadía, persistencia y sobre todo éxito. Rompió con esquemas, quizás mi apreciación venga como todo lo referente a su cinematografía; de chiripazo. Por un tiempo en Europa sus películas fueron consideradas como películas de culto de ciencia ficción o cine cómico surrealista. Llenas de errores de continuidad, el uso de malos disfraces, murciélagos de plástico manejados con hilitos que se ven, ¡Ah! Y sin faltar las bellas y buenerrimas mujeres, que le acompañan y le retan. Esto es una constante en sus 52 películas, filmadas entre 1958 y 1982.

En todas y cada una de ellas vemos a un héroe, que jamás se raja, ni pierde, que busca la forma, hace equipo y cuando no puede, da marcha atrás solo para tomar vuelo y embestir nuevamente, siempre limpio, siempre con ropa buena y con tecnología de punta.

Sin el ánimo de herir el profundo amor, que como mexicanos sentimos por el buen, simpático y por supuesto guapo, Pedro Infante, a él lo mencionaré, a fin de englobar el perfil del mexicano en el 99% de la producción del cine nacional y sus mensajes. Me atrevo a hacer un ejercicio, usando a El Santo y a Pedrito como Antónimos. Ahora me explico, en casi todas las joyas del cine mexicano; vemos al pobre, pobre y bueno, bueno, que es abusado por el rico, exitoso y malo, Pedrito y sus películas hablan del galán, macho mexicano y que además, es una persona con aspiraciones pero sin oportunidades, siempre rodeado de dramas, muertes, enfermedades, victima de fraudes, perdedores y mediocridad, cuando al fin logra el éxito económico, el reconocimiento y el glamour, ¡zaz! Se convierte, en un ser mezquino y muy malo. Por tanto aprende que; sin tranza, sin trampa, sin engaño, no logrará llegar a su meta. Sé, que en el tiempo donde se sitúan esas películas, la miseria era el pan de cada día, tanto más que ahora. Sin embargo eso no quiere decir que debamos quedarnos en ella, algo podemos hacer, buscarnos nuestra oportunidad, probar suerte, echando mano de nuestras capacidades.

En cambio, El Santo nunca perdió, siempre luchó y fue para adelante, siempre tenia un plan y hacia algo que le permitía salir adelante, sin perder la galanura, ni el glamour, jamás al ganar algo, perdió lo importante, ni valores, ni amores. Incluso en una película cuando vio que no podría y que era inminente la posibilidad de morir en el intento, tomó su hermoso convertible y se fue, para tomar distancia y buscar la forma de ganar y efectivamente, al final, ¡ganó!

Valga pues, la comparación y su efecto en nuestra idiosincrasia, los monstruos de antes, con los que ellos lucharon, son los mismos que los de ahora, la diferencia radica el la actitud para enfrentarlos.

--- ¿Qué sería de los mexicanos si fuéramos más Santos y menos Infantes?

Al final de ese día de ocio, descubrí que debo ver más allá de lo que se ve, ser más optimista y luchar por aquello, que me cuesta un poco más, no perder el ánimo ante una negativa, trabajar en equipo y finalmente hoy les digo… el ocio, a veces puede ser madre de un análisis más allá de las costumbres y los iconos.


ECOS BAJO EL VOLCÁN

JOSÉ MANUEL ORTIZ SOTO


Con el atardecer como telón de fondo, comenzó elconcierto "Pink Floyd: Live at Pompeii". Tras un letargo de casi dos mil años, los antiguos moradores se asomaron entre las ruinas. Sólo el canto de las míticas sirenas podría devolver el alma a sus cuerpos de ceniza. Ellos, esperanzados, acudieron al llamado.


JULIÁN

GABRIELA D’ARBEL

Doce del día. Avenida Juárez. Julián se acerca a un auto estacionado y usa el espejo retrovisor para pintarse, la pintura roja en todo su rostro lo vuelveterror. No parece payaso. Ya maquillado y con su ropa raída llega a la esquina que le toca por antigüedad. Hoy el sol se ciñe a su espalda con ardorosa persistencia. No está de humor para hacer caras simpáticas, pero hoy traga rabia.

El semáforo cambia a rojo y el muchacho se planta frente a un platina blanco, intenta hacer contacto visual con el conductor, hace sus muecas rutinarias, pero éstas, hoy, no parecen muy cómicas. El conductor intenta evadir la mirada fijando su vista en el encabezado del periódico que dice: "Se materializa en el estado guerra entre los dos bandos" A lo lejos se oyen disparos y el semáforo se pone en verde, Julián corre a su esquina. Con sorpresa ven un cordero amarrado al poste. Toca el lomo nebuloso y le regresan las ganas de dormir. No conoce otra cosa que no sea el trafico implacable de las dos de la tarde, con pepitas de a diez pesos, espuma de limpia parabrisas, máscaras grises y escasas monedas.

Los conductores permanecen atrapados atrás de los cristales verdosos de sus autos. El semáforo se pone en rojo y Julián vuelve al ataque. En la avenida casi no hay autos, después de que los conductores huyeron cuando escucharon las detonaciones de los rapados. El hombre del Ford fiesta se persigna y piensa que hacen falta más sacrifíos para que la catástrofe termine. El payaso hace caras, y el hombre, le da una moneda sin mirarlo siquiera. Julián, hace la cruz y regresa a su esquina con una extraña ansia de acariciar el lomo de la oveja. El animal, inerte sobre la banqueta, se desangra. Dos balas lo alcanzaron. Al muchacho le duele el silencio que hay en la calle, no se escuchan los motores de los autos, ni los balazos. Julián se aleja con la oveja sobre sus hombros. La sangre moja su camiseta y se confunde con la pintura roja de su rostro. Casi no hay luz en el jardín Colón. Julián se deja atrapar por el torrente de oscuridad que hay entre los árboles. Ya no siente su cuerpo, sólo la suavidad de la piel lanosa del cordero.


SENTENCIA DEL FUEGO

MELISSA NUNGARAY


1

Maldita sentencia

soñando la confusa verdad.

Es una mentira la euforia del mal,

las letras se escapan

en la catastrófica voz del ser.

Nadie sabe el sentido de la vida,

la inteligencia es la negligencia del sentido.

Caminar entre la vida es el sentido del silencio.

2

Diligente necrópolis

es la escoria de la dimensión,

bóveda celeste

donde los versos son prodigiosos

fingiendo la sensatez del fuego.

Ostentación, la nigromancia

es la cumbre del cierzo.


EN EL ÁRBOL DEL CUERPO

ÁNGEL RAFAEL NUNGARAY


En el árbol del cuerpo

la enfermedad madura

desde la raíz

Cada fruto un extravío

un canto agónico

que subleva al mecanismo del ser

Cada cuerpo

una Cruz de los alumbramientos

que emerge desde la enfermedad

Cada árbol resiste la voluntad de su raíz


1 comentario:

  1. Me gustaron en especial los trabajos de Gabriela D'arbel y Mary Bermúdez, saludos a todos!

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