sábado, 3 de diciembre de 2011

Grietas 103











TIENEN QUE PARAR

ADÁN ECHEVERRÍA


La guerra que la partidocracia toda se ha enfrascado en realizar para someter al miedo a la sociedad civil, debe ser detenida, de manera urgente. Tú, que no perteneces a ningún partido político, tú que utilizas la gasolina, que vas a la escuela, facturas y pagas tus servicios, tú...tienes que ser parte del grupo de gente que exige que esto se detenga. Los partidos políticos y su militancia, son el enemigo a vencer. Ellos son los que financian esta guerra con tu dinero y mi dinero con nuestro dinero. Sacrifican, no solo nuestras vidas, sino nuestra educación, nuestras oportunidades. Con sangre se están firmando los compromisos de sus alianzas. El día en que por cada niño-mujer-hombre-o-anciano-desarmado que muera con violencia derivada de esta guerra, mueran los niños, mujeres y familiares de esos diputados creeremos en guerras verdaderas. Pero ellos ahí siguen ilesos y felices, gastando el dinero que nos quitan vía impuestos. Se saben protegidos, saben que no es contra ellos. Saben que las armas apuntan a la sociedad civil, únicamente.

Generación tras generación se vienen heredando el poder. Ahí están los hijos de Elba Esther, la hermana de Calderón, los hijos de Martha Sahagún, el hermano de Godoy, el hijo de Cervera Pacheco, están ahí heredando, sin mayor esfuerzo, una fortuna hecha con la sangre de tantos y tantos trabajadores. Todos tienen derecho a prosperar, pero cuando usas esas influencias, cuelgas tu hamaca, y luego huyes del país, no estás mostrando nada más que el claro ejemplo de que jamás te ha importado gobernar, sino continuar con el abuso, enriqueciéndote a costa de los otros. México no sólo ha sido dado a los empresarios, ellos de alguna manera han conseguido trabajando y haciendo negocios (claros y oscuros) su dinero, su fortuna. El problema no son los ricos que se han hecho ricos con su trabajo, sino estos parásitos del erario, que no ofrecen nada al país, y tienen gobernando decenas de años: mírese los Muñoz Ledo, cuántos años ha que va de un puesto a otro de poder. Diputado,

senador, presidente de su partido, embajador, representante ante la comunidad europea, y muchos más: los Diego Fernández, los Bejarano, la Padierna, el papá verde y el niño verde. Los partidos politicos están ahí para sangrar al pueblo, dominarlo, exprimirlo. La hora tiene que llegar para la insurección, para quitarse los ojos y lanzar arengas, botellas, golpes, cuchilladas. A los mitines hay que ir pero a poner bombas. Necesario es atentar contra sus oficinas hasta que las cierren. Si no quieren entenderlo, hay que obligarlos a entender. Muchos han muerto, y seguimos esperando el: pronto va a cambiar, alguien viene a componerlo todo. Y es mentira, lo que no puedas hacer para ti, por ti mismo, nadie

lo hará. No son necesarias las marchas pacifistas, lo que es necesario es sacarlos de sus oficinas a golpes, quemarlos en el zócalo. Cansados ya, hartos ya, de que el dinero no deje de fluir de un partido a otro, en mantas, en espectaculares, en propaganda. El dinero gira y gira en toda elección, los programas se detienen, se detienen los salarios, todos hacen su agosto, pero el trabajador honrado, ese que

no tiene armas, ese sigue jodido, empeñando, pidiendo prestado, y por más que trabaje, jamás le va a alcanzar... necesario es detenerlos. Esto tiene que parar. Este es un llamado a ti, que me lees, para que desprecies a los partidos políticos, para que vayas en contra de ellos, para que anules tu voto, para que les cuelgues

el teléfono, les cierres la puerta, los escupas, les exijas resultados, los obligues a cumplir. Siempre la han tenido cómoda, entre aplausos y vivas han crecido creyendo que lo merecen todo.

No es así, igual ellos sangran, igual ellos pueden acabar con los brazos quebrados, o pueden perder la cabeza. No te dejes, hermano, no te dejes compañero, no te dejes querido lector. México es mucho más que su partidocracia. El número de personas que apoya esta guerra y este genocidio es menor. Las armas las tienen ellos. Las permiten ellos. Fallando a su trabajo, las permiten. Es hora de detenerlos. No milites ya en los partidos políticos, porque cuando sea momento de la siega, y se arranquen los malos frutos, serás arrancado junto con ellos.


MATRIX

CONSUELO SÁENZ

Memoria vieja, como ramas erguidas simulas existencia. Siempre de pie, siempre en presencia. De mostaza eres la semilla, el gris y el sepia. Amasijo ceniza y polvo de estrellas las ato al zapato: ancla florecida, grillete y brújula. Negativo velado a los pies de una bailarina en su caja de música "gotitas de lluvia" decías. De ti, imagen, palabra y recuerdo. Soy el olvido de mis muertos.

PAISAJE

ROLANDO SALAZAR

Una tranquilidad infernal reinaba en el parque

Oigo la caída de la sangre por la fuente barroca de huesos

El canto de muerte de las aves antes de estrellarse

El aire seco

ilumina el sol con llamas

Los árboles sin hojas

La tierra agrietada llorando agua

En las bancas yacen gentes

¡Dentro hay vida!

Miles de gusanos comiendo

los gusanos mueren de tanto comer

¡Estallan!

Ya no hay aceras sólo una fila de hojas secas

se respira la soledad

Veo una iglesia

todo en ello está muerto

Lo principal la fe

las figuras religiosas están rotas

El gran cristo que colgaba se cayó

y dejó a jesucristo partido por el abdomen perfecto

los confesionarios siguen llenos de muertes

de gusanos por explosión

Al topar la puerta veo una mano con estigmas


EL MISTERIOSO MAR

ZITA NORIEGA


Soledades marinas como rosas de la tierra.

Ola de olores muriendo

en la sumergida lentitud,

van mis besos en esos barcos graves,

como el agua sombría que vive en sus profundos

corredores.

Respiré las aguas más sordas de la envidia,

privilegiada espuma que las olas depositan y rompen

húmedos boscajes del sur del mundo.

Se desenreda el viento sobre las aguas errantes,

hago fuego junto al mar.

Esta agua trágica era lluvia,

lluvia de un solo día,

de una sola hora,

de nuestro austral invierno.

Lluvia atravesando muertos

para mostrarme su torrencial secreto.

Agua original y temible,

con su misterioso derrame,

mi conexión interminable

a la vida, la muerte.




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