domingo, 25 de diciembre de 2011

Grietas 114




















Jesús Piña


A ESTAS ALTURAS

ADRIANA VENTURA



A estas alturas, hacer un recuento de lo represión violenta que dejó como saldo dos muertos en Chilpancingo, Guerrero, sería casi repetir lo mismo. Los medios se han encargado de difundir versiones de los hechos que inculpan a los mismos estudiantes, luego exponen declaraciones en donde los funcionarios se retractan, lo que al parecer es un vano intento por delegar responsabilidades y aparentar inocencia, las conclusiones debemos hacerlas por nuestra propia cuenta.

Es vital destacar el papel que las redes sociales han asumido en cuanto a la difusión de videos que exhiben la forma brutal en que se dan los tiroteos y el ataque físico hacia los manifestantes. Desgraciadamente para el sistema político, ya no estamos en la época en la que podían arrojar la historia al olvido manipulando televisoras, diarios y demás medios de comunicación masiva. Ahora hemos estado atentos, siguiendo e informándonos entre nosotros; a fin de cuentas esto también significa resistencia. Resistencia hacia la mentira, contra la manipulación de información. ¿Pero qué pasa con la resistencia hacia la sangre, hacia la muerte?

Cómo responder cuando encontramos la opinión de la ciudadanía; algunos aprueban la manera en que se reprimió el bloqueo, son personas que han sido víctimas de la dinámica de los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, los llaman “delincuentes”, “vándalos”, algunos se atreven a declarar que “se lo merecían.” Entonces me atrevo a preguntar qué es peor; una sociedad que se coloca del lado de la muerte, del asesinato o el asesinato mismo, y me conmueve pensar que es posible haber llegado a tan bajo nivel de humanidad: Una ciudadanía que no se ha tomado la molestia de revisar la problemática a la que se enfrentan los estudiantes, ¡sí!, estudiantes. Hay quienes nunca se han acercado a preguntar qué es lo que realmente sucede, qué es efectivamente lo que motiva a los jóvenes a actuar de manera inconsciente afectando a la misma población sin tocar siquiera los intereses del gobierno.

Pocos saben cuál es la situación a la que se enfrentan las Normales Rurales, pocos se atreven a cuestionar los mecanismos bajo los que se rigen las Secretarías de Educación Nacional y Estatales, al contrario, varios sectores de la sociedad acceden a la compra y venta de plazas a heredarlas a quienes no tienen la formación pedagógica necesaria. En qué medida le conviene al sistema que la ciudadanía perciba a los normalistas como “vándalos,” qué otros fines, más que cerrar las pocas Normales Rurales para así poder negociar plazas, incluso lugares para ingresar a las normales federales y estatales; se trata de temas que deben replantearse hoy. Porque la muerte de dos personas el pasado 12 de diciembre es consecuencia de un sistema inmerso en la mafia y la simulación, que no responde a las verdaderas necesidades del pueblo.

Afirmar que jóvenes de alrededor de 21 años “merecían” morir demuestra la decadencia de una sociedad al filo de la miseria humana. Eran estudiantes, si estaban provocando problemas debieron detenerlos si era necesario, no disparar a matar. Ahora una nueva indignación se suma a la historia de nuestro estado y es terrible que muchos estén a favor. ¿Qué le ha pasado al pueblo? ¿A qué se debe la falta de indignación? ¿Por qué se aprueba la muerte?


CHILPANCINGO ENTRE, SIEMPRE, SIEMPRE VIOLENCIA

JORGE MANZANILLA


Es de pena que gobiernos van gobiernos vienen y la escuela de Ayotnizapa no tenga el verdadero apoyo que tanto ha pedido por años. Ahora bien, hay dos caras de la moneda. La primera: los estudiantes normalistas exigen siempre con actos de violencia sus derechos, en esta ocasión iban a quemar una gasolinera, pero en otras corrompen negocios particulares. Creo que todos estamos de acuerdo que necesitamos apoyos, que al gobierno se le debe exigir porque cada uno de nosotros pagamos su salario. Pero por ahí hay un dicho que dice "del modo de pedir, está el de dar", yo no defiendo ni me pongo en la posturas de las asquerosas autoridades que en lo último que piensan es en nosotros. Pero si nos ponemos en una idea radical de romper, despedazar, quemar, rayar para que seamos escuchados creo que debemos prever las consecuencias. Si violentamos, recibiremos violencia. Lo que pasó este día Guadalupano es el reflejo de nuestra angustia como ciudadanos, nuestra desesperanza, pero también es el resultado de nuestra siempre, siempre violencia.

La escuela Normal de Ayotnizapa merece todos los derechos. Cada estudiante debe tener sus apoyos correspondientes, pero por ningún motivo apoyaré la violencia que ellos hacen. Miremos de fondo, los jóvenes estudiantes no son del todo culpables, todo esto es gracias a los líderes que nunca arriesgan el pellejo y son los primeros en recibir los beneficios de las marchas, plantones, huelgas con las que azuzan a un grupo que luego abandonan a su destino


VERGÜENZA NACIONAL

MAVI ROBLES-CASTILLO


Es una vergüenza nacional

caminar como zombies

ausentes desmemoriados marchando sumisos

que es lo mismo

que marchar con el ejército de la opresión

ese pelotón de impunes corruptos

que arrancan vida

como se arranca la hierba seca de los jardines

sin contemplación.

Absortos en su rabia de dinero

porque el poder es un concepto que les queda muy elevado

para su vulgaridad

vulgares asesinos

arrastrando a sus familias a la deshonra

a sus hijos

a sus padres

a sus nietos no nacidos

¡A su sangre!

(Sí , J, ¡al son de la sangre!)

Manada de hienas demagogas

serpientes aladas

impunes corruptos

que tienen sumida esta tierra

en la violencia

el terror

el horror

pero nunca la desesperanza

nunca la desolación.

Hagamos de la impotencia castillos de voluntad

palacios de ideas nuevas y acciones determinantes

fuertes de hermandad y unión

murallas de corazones iluminados.


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