domingo, 25 de diciembre de 2011

Grietas 113













Denisse Sánchez Erosa



LOS ILUSIONISTAS

CARLOS ORTIZ


La ilusión es cosa de los magos, pero también de los mentirosos. Engañar es un acto constante, una burla. Gobernar se dice es una acción de guiar o conducir un país, el gobernante debe de ser un proveedor, alguien que lleva el país de manera adecuada para garantizar la tranquilidad de los ciudadanos. La ilusión es un engaño, una atractiva esperanza que no se cumple. En los diarios y en la televisión declara el presidente, el gobernador, los mercachifles de la estafa, los embusteros de los medios, los ilusionistas perversos, que con dejar suelto a los perros en casa se termina la violencia. La ilusión es una trampa. En casa se vive con miedo. Si se escucha un chirriar de llantas el corazón se acelera, si se ve una camioneta lujosa uno se pone nervioso, si percibes un convoy de militares tienes que bajar la vista temeroso. Aquí entre tantas mentiras ya no se sabe quiénes son los malosos. Quién nos miente, quién nos engaña. Quién traiciona nos traiciona.

Los ilusionistas han distorsionado todo, con sus argucias pervierten la realidad. Levantan falsos sondeos, testimonios, su inventiva tiene le veneno de la imaginario, la provocación del ladrón. Ardid es cada palabra suya, su discurso mero artificio como un castillo de cartas que cae. El engaño es el espejismo necesario del desposeído, lengua del déspota, espada cortante que hiere la carne del menesteroso.

La trampa es vender espejitos y piedras brillosas sin valor. El engaño es decir que todo va bien. La burla de hienas es su encanto. Diatriba de las serpientes que van mutando de piel, de cargos públicos, con el solo deseo del poder. Huérfanos hambrientos desgarran sus vestiduras de fina factura, se odian mientras dura el espectáculo, en el intermedio beben y celebran, el engaño dio resultado, alguien aplaude entre el público, llora, ríe a carcajadas, y se va voto por bota el bobo embelecado por la falacia, seducido por la mentira, engañado y corrompido se marcha. Las luces se apagan, pero el show no termina. Nunca se acaba.


EL PAÍS SE DESANGRA, CAE EN PEDAZOS

MARCELO PÉREZ RODRÍGUEZ


Ahora dos jóvenes de Guerrero caen ante las balas de la policía y de la violencia, y la sangre se extiende por todo el país. Sangre joven, de estudiantes, de dos normalistas, se riega en Chilpancingo, Guerrero ante la falta de diálogo para resolver un problema tan sencillo. Los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa sólo pedían retornar a clases ante la suspensión de labores por protestas del magisterio de ese lugar.

Una vez más la violencia en el país cobra la cuota de jóvenes inocentes. Más sangre que se derrama y deja con olor fétido al país. ¿Qué más quieren las autoridades? La guerra desatada contra el crimen organizado no tiene fin. Las víctimas de ciudadanos se multiplican y las estadísticas crecen en forma alarmante. Jóvenes, luchadores sociales, activistas caen ante las balas sanguinarias. No es posible que la tranquilidad y la paz no lleguen a los estados del país, principalmente en algunos que se convierten en zonas de guerra. Ya las familias no pueden estar tranquilas ante las balas perdidas o los enfrentamientos entre policías y delincuentes. ¿Quiénes son ya los delincuentes? ¿Quiénes son los buenos y los malos? En esta guerra la metamorfosis es tal que ya no se distinguen cuáles son los mercenarios.

La policía de Guerrero, ahora entrará a discusión si fue la estatal o municipal, acribilla a dos jóvenes normalistas, futuros profesores. Dos inocentes que pedían regresar a la escuela, que se solucione el problema magisterial para continuar los estudios. Sin embargo, la búsqueda de tranquilidad y paz fue cegada por balas mortales. Por esos disparos innecesarios que acabaron con la vida de dos futuros profesionales de la educación. Estamos cayendo en un tobogán de sangre y violencia. El líquido escarlata salpica a las entidades, a las autoridades, a los funcionarios, a todos. Estamos inmersos en intranquilidad, en agresiones, entre balas, granadas, bombas y sangre. Los ciudadanos quedamos inermes ante la violencia, ante el despliegue de armamentos del ejército y la policía, ante los enfrentamientos violentos, ante las agresiones, ante un guerra que no es nuestra, mientras las autoridades, los gobernantes siguen en otra realidad, en el derroche, en salarios abundantes, en aguinaldos insultantes, en dádivas, nepotismo y corrupción.

Mientras los ciudadanos caen por la violencia, mientras la pobreza se extiende por todo el país, mientras los ayes lastimeros se escuchan por doquier, mientras que el salario mínimo es para sobrevivir y un insulto al bienestar familiar, que contraviene a los postulados de la Constitución, los gobernantes, las autoridades se dan la gran vida, ajenos a la violencia que vive el país y a la sangre que se derrama. Hoy son dos normalistas de Guerrero, ayer activistas, jóvenes inocentes, mujeres y niños, mañana ¿cuántas víctimas inocentes más habrá? Estamos inermes, impotentes ante la violencia desatada. El país está en crisis, no sólo económica, sino de paz, de tranquilidad, de valores, de armonía. La sangre fluye de los inocentes. El país grita, se desgarra, se cae en pedazos, se tiñe de rojo y de violencia. Nos estamos desangrando. ¿Quién detiene esa bola de nieve roja?

¿Cuántos inocentes más habrá? Estamos inermes, impotentes ante la violencia desatada. El país está en crisis, no sólo económica, sino de paz, de tranquilidad, de valores, de armonía. La sangre fluye de los inocentes. El país grita, se desgarra, se cae en pedazos, se tiñe de rojo y de violencia. Nos estamos desangrando. ¿Quién detiene esa bola de nieve roja?



LA MUJER DEL ABISMO

ZEL CABRERA

I

Una mujer al pie de un abismo,
una mujer en el ojo de un ciclón
en la caricia de la penumbra,
en la sonrisa de una tragedia
una mujer que mira fijamente
que teje angustias.

Una mujer, la que no soy,
la que no fui, la que no seré
se rompe en llanto
mientras vuelve y escribe y vuelve.

II

La mujer del abismo planea un viaje

y mira un paisaje marino en la pared de un baño

no entiende por qué la brisa es salada y

por qué los cangrejos se mudan de casa en el otoño.

En el cuadro todo le pertenece al viento

la mujer observa y suspira de pronto,

ha hecho un nudo con la voz para no soltar en llanto,

quiere huir, desatarse el cabello como se desatan las tormentas.

Esta mujer tiene un dolor que atraviesa el océano.

III

La luz de una cortina le trae el verano a casa

llena de arena y pequeñas langostas la sala,

los sillones y el comedor

la mujer del abismo, baja las escaleras,

corre por las olas con los pies descalzos,

desata mareas de interminable espuma,

canta y todos los peces vuelven,

ríe y todos los muebles se llenas de estrellas.

Su cuerpo no sabe de soledades,

el mar se le adhirió al alma

lleva por dentro la memoria de la sal y de la brisa

su casa es un mar de siete puertas

y la noche, es un espiral que nunca duerme.

IV

Esa mujer es como el mar.

Cuando se mira desde las alturas,

respira

habita en la bruma, recorre los pueblecitos

entorno a la costa.

Nada cambia si ella no cambia,

su voz es una ley inamovible,

el estupor del relámpago no la cuestiona.

Por extraño que parezca,

en este puerto / mujer

los extranjeros predicaron

con la libertad de pisar su casa,

se oyeron cantos de todos los países,

prosperó la cultura, la religión de fieles y no fieles

un pedazo de mundo le cupo entre las piernas.

Su país, su mar, su cuerpo, colgó del amor.

fue el amor, el amor construido

El amor fue un mundo, un globo marino

donde emancipar sus pies.

V

Los pies del verano son pequeños,

dan pasos en la arena

nos dejan una despedida

hay un perfume cotidiano

que flota

es la mujer que se despide,

esa mujer es una ola que no vuelve

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