El jardin / Denisse Sanchez Erosa |
La Resistencia 2012
Número 8 / 18 Ago 2010
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Bárbara López León . Argentina Casanova .
Mario Pineda . Adán Echeverría
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Puedes opinar en el blog http://grietasmx.blogspot.com
Administrado por Israel Caballero.
HABLAR, HABLAR Y HABLAR.
MARIO PINEDA
Desde que se dió la aprobación oficial de que mexicanos y mexicanas de
preferencias homosexuales puedan contraer matrimonio y adoptar infantes
en el Distrito Federal, y ambos actos fueran reconocidos de manera válida en
toda la República, la Iglesia Católica se siente violada de la manera más cruel
posible por el estado laico de uno de sus bastiones que con tanta pasión pre-
sume en el mundo, el siempre fiel México.
Como ni el más mísero versículo de la biblia puede tener el valor legal
para situar como inconstitucionales las reformas al Código Civil que permiten
dicha unión y adopción aprobadas por la mayoría de los ministros de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, los máximos jerarcas de los padrecitos
mexicanos solo andan gritando a lo bruto sus argumentos religiosos,
comentarios de necia fantasía y cagándose con la sotana puesta sobre la
separación Iglesia- Estado impuesta por las leyes de reforma.
Distinguiéndose como buen racista, el cardenal Norberto Rivera comenta
que "las uniones de facto o legaloides de personas del mismo sexo son
intrínsecamente inmorales, pues contradicen el proyecto divino y desvirtúa la
naturaleza del matrimonio elevado por Cristo a la dignidad de sacramento"…
pero los mexicanos y mexicanas homosexuales no se van a dar el sí a su
eterno amor en una iglesia bajo los pies de Cristo y la orquesta de santos, sino
por medio del registro civil para que se les reconozca el derecho al matrimo-
nio con sus ventajas jurídicas, y como a la iglesia no se le está obligando a
oficiar estas bodas, su proyecto divino continua intacto y respetado.
Otro padrecito que salió con sus comentarios discriminatorios y
delirantes con referencia a las adopciones, fue el cardenal tapatío Sandoval
Iñiguez, quien ya se distingue como el líder racista de la iglesia católica. Este
ciervo de la famosa deidad omnipresente se queja diciendo que "lo que el
Estado debe regular es cuál es el ambiente ideal para ese menor, y lo que
todas las corrientes de psicología en el mundo reconocen es que un padre y
una madre es el mejor ambiente para ello", asimismo dijo que existe la
posibilidad que los niños vivan la violencia que se presenta dentro del matri-
monio homosexual o de maricones y lesbianas (así lo mencionó en una
entrevista).
De entrada, los representantes del catolicismo en esta época no son los
apropiados para hablar sobre la protección y un modo de vida adecuado para
los niños y niñas, ya que ellos, protegiendo a sus pederastas nacionales y
mundiales, demuestran que primero están sus interés económicos y de libertad,
así como la amigable y respetada imagen que intenta proyectar su religión, en
vez del menor, víctima de la lujuria provocada por el celibato innecesario.
Al checar constantemente la sección de policía de varios medios
impresos, uno se puede enterar y contar cuántos niños, hijos de matrimonios
heterosexuales, son víctimas de violencia intrafamiliar. Creo que los infantes
que en un futuro sean adoptados por matrimonios homosexuales no van a
vivir un ambiente tan desagradable como se ha dicho en los últimos días,
porque a través de la adopción estas parejas quieren ejercer la experiencia de
la paternidad o maternidad con actos responsables y amorosos, por lo que
seguramente, en vez de disfrazar de florecita al niño, o de vaquero a la niña,
van a respetarle, conforme vaya creciendo, su preferencia sexual.
Siguiendo con el desfile de declaraciones absurdas, los máximos
padrecitos ya dijeron que ordenarán a sus hordas que convenzan al pueblo
"de no votar por partidos que dañen la moral y la fe, como el Partido de la
Revolución Democrática". No voy a ponerme a favor de esta fracción política
de izquierda fallida, aunque hayan sido sus iniciativas el matrimonio y la
adopción en cuestión, solo les doy un reconocimiento y ya, pero sí me pongo
absolutamente en contra de que la Iglesia diga al pueblo por quién votar, pues
es claro, que pedirán el sufragio al partido que proteja sus interés y esté al
servicio de las leyes de Dios y no la Constitución. Las leyes de reforma
separaron a la Iglesia y al Estado por tanto daño económico y social que la
primera le hacía al segundo y al mismo tiempo al pueblo, no se puede permitir
que esa relación regrese para beneficio de pederastas y discriminadores.
Si realmente esta separación se mantiene fuerte en México, en los
próximos días veremos como el cardenal Sandoval va estar sudando la sotana
y tomando vino fuera de misa, por andar de hablador e inventando
justificaciones necias. Realmente siento que Marcelo Ebrad, Jefe del Gobierno
del Distrito Federal, no sobornó a los ministros, pues la aprobación de dicho
matrimonio y adopción, es muy transparente, porque el sector partidista a
favor presentó argumentos sólidos, constitucionales y tesis justificadas sobre
el tema, mientras que el bando contrario hojeaba la biblia buscando un discurso
de convencimiento.
UNA BANDERA
HÉCTOR CETINA MORALES
Me gusta mi bandera. Me gustan tanto sus colores que los pinto con todos
mis dedos por todas partes: sobre las paredes, sobre los techos, los árboles,
las hojas y el mar; sobre mi cuerpo, mi ropa, los parques, las plazas y las
carreteras. Los pinto sobre mi madre y padre, mis hermanos y mi novia, sobre
el autobús y los llevo a todos lados a donde viajo. Me hacen sentir tan
democrático, tan libre de impunidad y corrupción; es la sábana con la que me
tapo y me protejo del frío concreto; es tan noble mi bandera que la siembro
en las selvas, en los bosques, en los desiertos y en los puertos. Crece tanto
como yo crezco. Es tan fuerte como mis dos manos y mis dos pies y no se
derrumba. Sólo el viento la mueve con amor como a mis cabellos. Somos tan
el uno para el otro que no hay envidia porque la derroque ni la baje de la luna
a donde a veces también llega de lo orgullosa que me siento de ella.
Soy el más feliz de los gobernadores cuando la cargo sobre mi pecho en
banda. No hay decisión que no lleve su aprobación, no hay construcción que
no se haga pensando en su mástil, no hay ley que no soporte su libertad de
expresión. Mi bandera, mi amante de todos los días y de toda hora… Mis
ganas de vivir… Cómo quisiera ponerte cuerpo, cara, ponerte un vestido para
mis dedos por todas partes: sobre las paredes, sobre los techos, los árboles,
las hojas y el mar; sobre mi cuerpo, mi ropa, los parques, las plazas y las
carreteras. Los pinto sobre mi madre y padre, mis hermanos y mi novia, sobre
el autobús y los llevo a todos lados a donde viajo. Me hacen sentir tan
democrático, tan libre de impunidad y corrupción; es la sábana con la que me
tapo y me protejo del frío concreto; es tan noble mi bandera que la siembro
en las selvas, en los bosques, en los desiertos y en los puertos. Crece tanto
como yo crezco. Es tan fuerte como mis dos manos y mis dos pies y no se
derrumba. Sólo el viento la mueve con amor como a mis cabellos. Somos tan
el uno para el otro que no hay envidia porque la derroque ni la baje de la luna
a donde a veces también llega de lo orgullosa que me siento de ella.
Soy el más feliz de los gobernadores cuando la cargo sobre mi pecho en
banda. No hay decisión que no lleve su aprobación, no hay construcción que
no se haga pensando en su mástil, no hay ley que no soporte su libertad de
expresión. Mi bandera, mi amante de todos los días y de toda hora… Mis
ganas de vivir… Cómo quisiera ponerte cuerpo, cara, ponerte un vestido para
que todos pudieran verte y quererte como si fueras suya… Cómo quisiera que
mi bandera fuera verde, blanca y colorada, que tuviera una serpiente en el
centro y que esta se comiera tanta porquería nacional, y se fuera reptando a
otro país… a uno inventado sin tierra, ni mares, sin volcanes de fuego ni
corales picudos; uno con gente de plástico que no sintiera ni les diera esa
diarrea cotidiana de comer a tanto hombre malo y que no tuviera hombres
sensibles y mutilados; uno con fronteras de metal y de balas y con vecinos
suicidas que matan por juego en cacerías, como si la presa no fuera de cristal,
limpia y transparente; uno con sillas, curules y con cinturones perversos
presidenciales, muy sujetadores, para que nadie escape cada seis años. Uno
con vida vuelta sangre, muerte, miedo y perversión … Uno lejano, que no sea
mío, ni del hijo y ni del padre, uno que no sea nuestro,…
Me gusta mi bandera: libertad, sueños, colores y serpiente… Con sangre
y vida que no es roja. Que pinto, venero, siembro y tengo sobre el pecho y no
en mi tierra.
mi bandera fuera verde, blanca y colorada, que tuviera una serpiente en el
centro y que esta se comiera tanta porquería nacional, y se fuera reptando a
otro país… a uno inventado sin tierra, ni mares, sin volcanes de fuego ni
corales picudos; uno con gente de plástico que no sintiera ni les diera esa
diarrea cotidiana de comer a tanto hombre malo y que no tuviera hombres
sensibles y mutilados; uno con fronteras de metal y de balas y con vecinos
suicidas que matan por juego en cacerías, como si la presa no fuera de cristal,
limpia y transparente; uno con sillas, curules y con cinturones perversos
presidenciales, muy sujetadores, para que nadie escape cada seis años. Uno
con vida vuelta sangre, muerte, miedo y perversión … Uno lejano, que no sea
mío, ni del hijo y ni del padre, uno que no sea nuestro,…
Me gusta mi bandera: libertad, sueños, colores y serpiente… Con sangre
y vida que no es roja. Que pinto, venero, siembro y tengo sobre el pecho y no
en mi tierra.
MUDA
YELITZA BUENDÍA
YELITZA BUENDÍA
El gendarme me mira con ojos de fuego,
su fuego es llamarada cuando se acerca a mí,
se monta en sus lujurias
y cabalga entre sus ansias.
He sentido mis venas frías ardiendo de coraje
y mi cuerpo ha tocado la tierra,
a él
se le encendió la sangre y se hizo polvo al lado mío.
El gendarme hurgó en mis pastos verdes,
pero no encontró nada.
Me bañaré en el mismo río,
lo esperaré con olor a tierra mojada
recordando la humedad donde enterró mi cuerpo;
él insistirá en ser viento espeso que perfila el cielo
y volverá motivado por la terquedad
de mi sabor a polvo.
su fuego es llamarada cuando se acerca a mí,
se monta en sus lujurias
y cabalga entre sus ansias.
He sentido mis venas frías ardiendo de coraje
y mi cuerpo ha tocado la tierra,
a él
se le encendió la sangre y se hizo polvo al lado mío.
El gendarme hurgó en mis pastos verdes,
pero no encontró nada.
Me bañaré en el mismo río,
lo esperaré con olor a tierra mojada
recordando la humedad donde enterró mi cuerpo;
él insistirá en ser viento espeso que perfila el cielo
y volverá motivado por la terquedad
de mi sabor a polvo.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
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