Denisse Sánchez Erosa |
La Resistencia 2012
Número 23 / 17 Nov 2010
En la edición: Denisse Sánchez Erosa . Bárbara
López León . Argentina Casanova . Ileana
Garma . Mario Pineda . Adán Echeverría
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
FESTEJEMOS MÉXICO
JOSÉ AGUSTÍN SOLÓRZANO
Hay, según números oficiales, casi 700 mil personas damnificadas a causa de las inundaciones que han azotado los estados de Oaxaca, Veracruz, Nayarit, Guerrero, Tabasco y Chiapas. El número -mera estadística del desastre- nos deja un mal sabor de boca a los que desde lejos vemos la desgracia ajena Lo primero que hacemos, si nos conmueve, es salir e ir a un Centro de Acopio para apoyar, como buenos ciudadanos solidarios, con botellas de agua, comida enlatada o lo que sea que haga falta. Es difícil no darnos cuenta, los medios se encargan siempre de recordarnos que históricamente somos un pueblo que apoya y se solidariza con los afectados de cualquier catástrofe. Hay que ayudar, hacer lo que se pueda, los mexicanos debemos unirnos para salir de ésta. Es la consigna.
El 15 de septiembre de 2010 por la noche y el 16 en la madrugada, el gobierno federal gastó 667 millones de pesos con motivo de los festejos del bicentenario de la independencia. En palabras del secretario de educación: la labor más importante que se ha desplegado en el entorno del Bicentenario, tiene que ver con la difusión del conocimiento histórico, "porque nadie ama lo que no conoce, y el presidente de la República tiene plena conciencia de que esta es una coyuntura importante para difundir el conocimiento histórico". Es decir que ¿se gastaron casi setecientos millones de moneditas de a peso para "Educar al pueblo", para permitirle acceder al "conocimiento" de su pasado y por tanto al de su propio presente? Con motivo de todos estos festejos se abrieron museos, se instalaron bonitos relojes, bonitas máquinas, se imprimieron libros de buen ver, etcetera. Al fin la gente se reunió fuera de palacio nacional para disfrutar la melodiosa voz de Felipe y devorar con ojos golosos los juegos pirotécnicos que duraron, dicen, bastantito. Luego de contaminar más, la ya contaminada ciudad de la esperanza (por no decir de la espera), la gente disfrutó de los espectáculos musicales a cargo de, entre otros, estupendas mujeres extranjeras que por supuesto se llevaron parte de esos setecientos millones a su país primermundista. Eso sí, el pueblo fue bien educado luego de leer su libro, asistir a los museos y chutarse la mini serie de gritos de dolor, muerte y libertad, o algo así.
¿Qué podemos esperar para el mes de noviembre? Yo creo que matemáticamente, por aquello de que cien es la mitad de doscientos, estaríamos hablando de unos 350 millones, digo, mínimo. He ahí la doble moral de nuestros gastalones mandatarios. Es fácil hablar de apoyo y decir "estamos con ustedes" mientras el dinero, que se supone no tenemos, se despilfarra en festejar y "educar" a los pelados. No sé ustedes, pero yo preferiría que el dinero que se va a gastar para los festejitos del Veinte se done como apoyo a todos aquellos que les está tocandonadar en agua puerca.
Es indudable que los medios de comunicación hacen de todo un espectáculo. El desastre y la devastación se nos muestra en la tele con música apocalíptica de fondo e imágenes de señoras chillantes que cargan un chamaquito en brazos. Ya dijo Lipovetsky que el espectáculo lo ha invadido todo en estos tiempos que él
llama hipermodernos, y el gran ejemplo lo tenemos con estos reportajes cuya finalidad es conmover al público y pararlo del sillón para mandarlo a los centros de acopio o a depositar, aunque sea un pesito para sus hermanos nadadores. Nada de eso. Estoy de acuerdo en que los mexicanos, y no sólo los mexicanos sino
todos los seres humanos, debemos apoyarnos cuando es necesario, pero ¿no para eso está el gobierno “paternal” al que hemos entregado la responsabilidad de nuestra seguridad?
El punto es ese. Mantengamos la consigna. Seamos mexicanos solidarios, hermanos de patria, festejemos la guerrilla y hagamos desfiles prebélicos; pero festejemos que somos solidarios solicitando el dinero del país, para el país. Felipe, no aparezcas en TV con cara de tristeza y diciendo “que estan haciendo todo lo que pueden” para ayudar a nuestros compatriotas en este duro trance. Ahora sí, como decía mi abuelita, si haces el favor hazlo completo. Y si hay dinero, mexicanos, démosle a México un respiro y no un montón de fuegos artificiales, démosle a los paisanos algún motivo para festejar de verdad y eduquemos con el ejemplo, no con un libro o con museos que no son más que apologías a la mediocridad.
El 15 de septiembre de 2010 por la noche y el 16 en la madrugada, el gobierno federal gastó 667 millones de pesos con motivo de los festejos del bicentenario de la independencia. En palabras del secretario de educación: la labor más importante que se ha desplegado en el entorno del Bicentenario, tiene que ver con la difusión del conocimiento histórico, "porque nadie ama lo que no conoce, y el presidente de la República tiene plena conciencia de que esta es una coyuntura importante para difundir el conocimiento histórico". Es decir que ¿se gastaron casi setecientos millones de moneditas de a peso para "Educar al pueblo", para permitirle acceder al "conocimiento" de su pasado y por tanto al de su propio presente? Con motivo de todos estos festejos se abrieron museos, se instalaron bonitos relojes, bonitas máquinas, se imprimieron libros de buen ver, etcetera. Al fin la gente se reunió fuera de palacio nacional para disfrutar la melodiosa voz de Felipe y devorar con ojos golosos los juegos pirotécnicos que duraron, dicen, bastantito. Luego de contaminar más, la ya contaminada ciudad de la esperanza (por no decir de la espera), la gente disfrutó de los espectáculos musicales a cargo de, entre otros, estupendas mujeres extranjeras que por supuesto se llevaron parte de esos setecientos millones a su país primermundista. Eso sí, el pueblo fue bien educado luego de leer su libro, asistir a los museos y chutarse la mini serie de gritos de dolor, muerte y libertad, o algo así.
¿Qué podemos esperar para el mes de noviembre? Yo creo que matemáticamente, por aquello de que cien es la mitad de doscientos, estaríamos hablando de unos 350 millones, digo, mínimo. He ahí la doble moral de nuestros gastalones mandatarios. Es fácil hablar de apoyo y decir "estamos con ustedes" mientras el dinero, que se supone no tenemos, se despilfarra en festejar y "educar" a los pelados. No sé ustedes, pero yo preferiría que el dinero que se va a gastar para los festejitos del Veinte se done como apoyo a todos aquellos que les está tocandonadar en agua puerca.
Es indudable que los medios de comunicación hacen de todo un espectáculo. El desastre y la devastación se nos muestra en la tele con música apocalíptica de fondo e imágenes de señoras chillantes que cargan un chamaquito en brazos. Ya dijo Lipovetsky que el espectáculo lo ha invadido todo en estos tiempos que él
llama hipermodernos, y el gran ejemplo lo tenemos con estos reportajes cuya finalidad es conmover al público y pararlo del sillón para mandarlo a los centros de acopio o a depositar, aunque sea un pesito para sus hermanos nadadores. Nada de eso. Estoy de acuerdo en que los mexicanos, y no sólo los mexicanos sino
todos los seres humanos, debemos apoyarnos cuando es necesario, pero ¿no para eso está el gobierno “paternal” al que hemos entregado la responsabilidad de nuestra seguridad?
El punto es ese. Mantengamos la consigna. Seamos mexicanos solidarios, hermanos de patria, festejemos la guerrilla y hagamos desfiles prebélicos; pero festejemos que somos solidarios solicitando el dinero del país, para el país. Felipe, no aparezcas en TV con cara de tristeza y diciendo “que estan haciendo todo lo que pueden” para ayudar a nuestros compatriotas en este duro trance. Ahora sí, como decía mi abuelita, si haces el favor hazlo completo. Y si hay dinero, mexicanos, démosle a México un respiro y no un montón de fuegos artificiales, démosle a los paisanos algún motivo para festejar de verdad y eduquemos con el ejemplo, no con un libro o con museos que no son más que apologías a la mediocridad.
UNA AFRENTA
LEONARDO IVÁN MARTÍNEZ
El dinero echa a perder las manos
Jaime López
La Arena ruge con múltiple badajo,
como en la antigua Roma el Coliseo,
y el público con el pulgar abajo
repite la señal de un corifeo.
El joven gladiador, rodilla en lona,
levanta su semblante magullado,
el ángel de su guardia no reacciona
y el ojo de la diestra luce hinchado.
El púgil sólo ve la gota roja
del roto pómulo manchando el guante,
la toalla de su esquina nadie arroja,
y esperan que demuestre su talante.
Un gordo diputado se abanica
con su sombrero, en la primera cuerda,
la duda en este instante lo salpica
y teme que la apuesta se le pierda.
-¡Levántate, campeón, no tengas miedo!,
marcharnos sin el lauro de la gloria
nos condena.
-Ponerme en pie no puedo,
-replica-, y no la tienes meritoria,
soy yo el que suda en las mañanas grises,
orina sangre tibia allá en la ducha,
el de la boca rota y las narices
maceradas por la constante lucha.
El de hígado golpeado por los buitres,
por zánganos que ansían mi pellejo.
Abandoné en la infancia los pupitres
por acercarme a un púgil, a uno viejo,
que me mostró el oficio del boxeo,
tan digno y meritorio cual ninguno.
-No te hagas el sufrido, Prometeo,
¿No miras que el que te habla es un Tribuno?
Y así le contestó la boca rota
del púgil a aquel Bruto pendenciero:
-Corono yo mis sienes con derrota
corona tú las tuyas sin dinero.
marcharnos sin el lauro de la gloria
nos condena.
-Ponerme en pie no puedo,
-replica-, y no la tienes meritoria,
soy yo el que suda en las mañanas grises,
orina sangre tibia allá en la ducha,
el de la boca rota y las narices
maceradas por la constante lucha.
El de hígado golpeado por los buitres,
por zánganos que ansían mi pellejo.
Abandoné en la infancia los pupitres
por acercarme a un púgil, a uno viejo,
que me mostró el oficio del boxeo,
tan digno y meritorio cual ninguno.
-No te hagas el sufrido, Prometeo,
¿No miras que el que te habla es un Tribuno?
Y así le contestó la boca rota
del púgil a aquel Bruto pendenciero:
-Corono yo mis sienes con derrota
corona tú las tuyas sin dinero.
ULBER SÁNCHEZ
Los homicidas ocultan a sus muertos en el corazón,
como un infantil canto que recae en la ciudad.
Ayer daban la noticia de un accidente,
el cuerpo inocuo se desprendía en fragmentos más allá del
morbo.
Cantos asiduos laten en cada muerte.
Sabemos de caligrafías en el lugar de los hechos,
de infantiles notas redoblando su marcha.
2
En las calles de la ciudad,
cada muerte se registra en plena madrugada,
bitácora de obsoletos edificios.
A los muertos se les llora en la otredad.
Por eso odiamos a los odiados,
a los que pregonan la idea de Dios
en sus construcciones de aserrín,
a los que predican el terror como una sucesión de instantes
cabalgando en la mano del odio.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
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