martes, 1 de febrero de 2011

Grietas 36


Un pasquín del Grupo
La Resistencia 2012
Número 36 / 126 Ene 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Bárbara López León . Argentina Casanova .
Ileana Garma . Mario Pineda . Adán Echeverría

Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx


BIOPOLÍTICAS DE SEGURIDAD: LA CÉDULA DE IDENTIDAD CIUDADANA

SALVADOR GALLARDO CABRERA/
MARCO ANTONIO LEDÓN


Seguridad es un mecanismo de gobierno. No se trata de una serie de políticas puestas en marcha a partir del surgimiento de una situación de inseguridad. Antes del 9/11 en Nueva York, y de la supuesta guerra contra el narcotráfico en México, los mecanismos de seguridad ya funcionaban. No se trata tampoco de un fenómeno que exprese cierto malestar de la cultura o un deseo que corroe la vida posmoderna, sino de una serie de mecanismos de regulación y modulación cuya función es asegurar el poder. Es por ello que muchos estados contemporáneos ofrecen "seguridad" como el misterio resuelto de la cohesión social y de la legitimidad gubernamental. Los mecanismos de seguridad son marcos de integración, estructuras a las que las implicaciones sociales y culturales, así como los estratos urbanísticos y geográficos, deben subordinarse. Algunos de ellos tienen una modalidad biopolítica: buscan la
absorción del medio viviente, de una población, en una estructura instrumental.

La cédula de identidad ciudadana que se implantará entre los menores de edad en seis estados de la república es, así, un mecanismo biopolítico de seguridad. Como en las ciudades asfixiadas por el virus del control descritas por Burroughs, en México hay que hacerse de un documento de identidad, de identificación o de comprobación para todo: acta de nacimiento, cartilla de vacunación, licencia para conducir, cartilla del servicio militar, credencial para votar, cédula de identificación fiscal (rfc), clave única de registro de población (curp), cédula profesional, acta de matrimonio, pasaporte, credencial de senectud, más sus avatares electrónicos como la firma electrónica avanzada (Fiel) del sistema tributario (en donde ya se incorpora la captura del iris a las personas físicas; no así a los magnates que detentan las grandes empresas del país).

Y en este mosaico de papel, plásticos y bites las funciones se traslapan, redundan entre sí, se conectan o no con otros dispositivos informáticos y de tecnovigilancia, son inteligentes y en constante adaptación o pasivas y unidireccionales, se empotran en sistemas de identificación, monitoreo o seguimiento y contienen indicadores biométricos, abren o cierran puertas, cuentas, bancos de información. Hay hibridaciones perversas: la credencial para votar, ¡es el documento oficial para cobrar un cheque y para pasar un control en el aeropuerto o en las carreteras! (Si hiciéramos la genealogía de esta credencial entenderíamos por qué la democracia mexicana no tiene un respaldo ciudadano real y por qué cuesta tanto dinero fabricar una apariencia. O tendríamos que reconocer que la democracia mexicana es tan saludable y madura que el IFE se ha convertido en un verificador de credenciales; por eso ha solicitado a la Asociación de Bancos de México que no acepte las credenciales 03 como identificaciones válidas para las operaciones bancarias). Alain Corbain y Michelle Perrot han mostrado que en el proceso de acentuación y difusión de la identidad individual, en el siglo XIX, se afinaron también los procedimientos de identificación de los individuos y el control social. Así se inició la historia de la pesquisa de las singularidades individuales, y las instituciones policiales fueron los laboratorios en los que se elaboraron muchas de las técnicas que se generalizaron después en otros campos.
En 1876 la policía francesa comienza a usar la fotografía y en 1882 adopta el método de filiación antropométrica establecido por Bertillon (configuración del cráneo, distancia de los ojos, forma de la nariz, entre otros). Para los inicios del siglo XX, los procedimientos de identificación diseñados para delincuentes y criminales desbordan el marco penitenciario y empiezan a generalizarse a toda la población en la forma de un "carné de identidad": apellido, nombre, fecha y lugar de nacimiento, de filiación, señas personales, huellas y la foto del individuo. Sería muy ilustrador hacer el recorrido histórico de los documentos de identidad, identificación y control, pero éste no es el lugar para ello. Algunos de los dispositivos de control e identificación
contemporáneos no sólo buscan fijar una identidad -el imperativo categórico de una condición permanente. Empotrados en sistemas multidimensionales, son instrumentos de modulación y sincronización de las subjetividades, dispositivos biotecnológicos que vigilan estados de cuenta bancarios, compras, viajes; que monitorean frecuencias y preferencias; que acumulan, dan
seguimiento, y analizan datos con el fin de perfilar probabilidades y patrones de conducta; que gestionan y rentabilizan esos perfiles y esos patrones.

A manera de ejemplo: los bancos de datos de los grandes almacenes y de las tarjetas bancarias, adjudican mecanismos preferentes, membresías, configuran información y productos, impulsan y modulan patrones de consumo y realización capitalista. Responden a líneas de interés y necesidades creadas. La explotación y análisis de una base de datos con información biométrica gestionada por el Estado seguramente conllevará otras aplicaciones. Sobre todo cuando se conoce cómo se han utilizado para los fines más aviesos.




CRÓNICA/PUESTA EN ESCENA

Uno. El 28 de junio del 2009 el Ejecutivo anuncia la expedición de la cédula de identidad ciudadana (CEDI). Sus principales preocupaciones se concentraron en establecer un mecanismo que garantizara la recolección y manejo de la base de datos, así como elementos vinculados a la privacidad de los ciudadanos. Durante los siguientes meses, la Secretaría de Gobernación se reúne con los partidos políticos para exponerles los alcances de la CEDI,
pero no existen pronunciamientos públicos ni posicionamientos. Durante el mes de diciembre los diputados federales de las oposiciones congelan la cédula de identidad ya que, argumentan, "atenta contra la seguridad, viola los derechos humanos y se constituye como un instrumento de un gobierno policiaco". Al día siguiente, Gobernación analiza aplazar la cédula de identidad a partir del exhorto del Congreso y detiene el proceso hasta marzo del 2010.

De forma paralela, los consejeros del IFE se reúnen los últimos días del 2009 para definir el papel de la CEDI en relación con los temas de carácter electoral. Durante la primera quincena del 2010, el IFE dice "No" abiertamente a la CEDI como sustituta de la credencial para votar.

Como resultado, en los primeros días de Enero del 2010, la SEGOB y el IFE establecen una serie de mesas de negociación (¿por qué solamente ellos?) y acuerdan en menos de cinco días registrar las huellas dactilares e iris de los electores en la credencial de elector, incorporando el CURP biométrico para cumplir con los elementos establecidos por el Ejecutivo, y mantenerla como credencial de identidad. Así mismo, se acuerda que la credencial de elector se fusiona con la CEDI y que el IFE será la única instancia emisora de dicho documento. El Presidente del IFE señala que la cédula de identidad se implantará en el segundo semestre del 2010, así como la conveniencia de conformar un Instituto de Identidad (¿?). Por su parte la SEGOB señala que se iniciará un programa de expedición de la CEDI para menores de 18 años y los residentes en el extranjero, mientras que para el resto de la población no se expedirá sino que solo se añadirá información biométrica a la actual credencial para votar.


AMOR
GRISSEL GÓMEZ ESTRADA
para Arturo Cosme


La niebla se extiende hacia el umbral,
y a su paso desaparece el camino irregular de la senda,
sus protuberancias: serpientes con las que se formó el destino silente de las olas,
incluso, la niebla se traga los abismos con los que tropezamos, se traga
su núcleo donde sólo la oscuridad es posible, donde sólo el extravío y la pena
como ángeles luminosos, nos tendieron la mano, ignoro si para sufrir
o reírnos a carcajadas por el vuelo inútil de fantasmas, hoy sin rostro,
alguna vez tan bellos que no supimos cómo sobrevivir
a su antigua iridiscencia de seres de profundidades marinas.
A la espalda ya no queda nada: sólo tu rostro en cualquier dimensión:
es tu rostro: emerge blasfema ilumina, corta cabezas, consume mis palabras -los cantos,
las restituye en forma de parvadas, de resplandores a la orilla del río Colorado,
y me deja ciega y feliz entre este desconcierto que parece, no desdén, sino aganisias vivas,
nimbos que preparan tempestades, vientos que confluyen desde los cuatro puntos cardinales,
y todo en una sola mujer. Y cuando sobre tu cuerpo desnudo, nos lanzamos al vacío,
y suspendidos me conduces a los centros, al origen, amado, impregnados enteros
de lágrimas gozosas y sudor, somos capaces de entender, como recién nacidos,
en qué consiste el cosmos a quien se llama Dios.









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