Un pasquín del Grupo
La Resistencia 2012
Número 50 / 2 Mar 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa Argentina Casanova . Ileana Garma . Mario Pineda . Adán Echeverría
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mxLigia Chan Brito
CARTA DE RENUNCIA DEL
DIRECTOR DE LA SOGEM
MARIO GONZÁLEZ SUÁREZ
DIRECTOR DE LA SOGEM
MARIO GONZÁLEZ SUÁREZ
Queridos amigos maestros, lamento distraerlos de sus ocupaciones para compartir con ustedes el pesar que me causa la situación de nuestra Escuela de Escritores. La Escuela se fundó hace ya 25 años como un generoso y ambicioso proyecto de la SOGEM, concretamente de José María Fernández Unsaín yAlejandro Céssar Rendón. Visionariamente le brindaron al gremio literario en general un espacio donde formarse, convivir y crear. Su gran acierto consistió en hacer de la SOGEM también un semillero de escritores, a quienes posteriormente podría representar.
Muchos avatares ha vivido nuestra Escuela, y los conozco porque yo soy egresado de la primera generación de sus estudiantes, y sé que varios de ustedes pasaron por sus aulas o llevan aquí ya un buen rato compartiendo su saber. Nuestra Escuela nació prestigiosa, por sus maestros fundadores, por el respaldo de la SOGEM, entonces la más importante sociedad autoral de Latinoamérica, y por los múltiples y rápidos logros obtenidos por sus egresados. El tiempo pasa y depende de nuestra actitud consciente que sus efectos nos sean provechosos o sólo nos envejezcan.
El día 9 de febrero tuve una reunión con la presidente de la SOGEM, la maestra Lorena Salazar, y renuncié a la dirección de la Escuela de Escritores, pues no podía seguir pasando por alto la continuada hostilidad del "consejo" de la SOGEM hacía mí y la Escuela. Esta hostilidad ha consistido en la obstrucción sistemática de todas las propuestas que he hecho para mejorar la calidad de los servicios de la Escuela y de sus instalaciones. Por ejemplo, de la puesta en funcionamiento de la biblioteca, que cuenta con espacio y acervo, de la creación de una página WEB interactiva, de la adquisición de tecnología para administrar la Escuela, la contratación de personal capacitado, la urgentísima restauración del inmueble, la renovación del mobiliario, etc. A estas negativas se sumó últimamente la intriga, el chisme y los golpes bajos, poniendo en entredicho mi ética con una acusación absurda y sin fundamento firmada por un miembro del "consejo" de la SOGEM, todo en secreto y a mis espaldas. Además sé de muy buena fuente que en diciembre pasado la maestra Lorena Salazar le ofreció la dirección de la Escuela al escritor Eraclio Zepeda, a quien le dijo que ni siquiera tendría que presentarse en el plantel, sólo poner su nombre; lo cual aceptó la maestra Lorena cuando la confronté al respecto.
Por otro lado, y a ustedes les consta, hay un desapego o una inexplicable descortesía de la presidencia hacia los maestros de la Escuela, como el regateo de las comidas de maestros o la inexplicable mutilación a la mitad de nuestros aguinaldos; se pagó la otra mitad sólo después de que Alicia Carbajal y yo fuimos a reclamarla en enero. Y habrán notado también que nuestros honorarios no han recibido ninguna modificación al alza.
La Escuela me importa en alto grado y por eso el 9 de febrero le propuse a la maestra Lorena Salazar retirarme de mi cargo al terminar este semestre, sin descuidar los compromisos y actividades que eso conlleva, así la SOGEM y su misterioso "consejo" tendrían tiempo de nombrar un director y tomar las previsiones necesarias para que la Escuela continúe funcionando. Le aseguré a la maestra Lorena que contaría conmigo hasta junio y yo me iría sin reclamar nada, en paz. Días después fui convocado a las oficinas de la presidencia de la SOGEM;
el 22 de febrero la maestra Lorena me comunicó que el "consejo" había decidió que me fuera ya, que me darían una liquidación, aunque sin precisar la fecha de ambas cosas. Entonces me enteré que el "consejo" ha decidido nombrar a un director honorario, alguien con "nombre", un "figurón" al que no le van a pagar honorario ninguno, pues qué más pago puede haber, en la imaginación del "consejo", que ese cuasi título nobiliario de Director de la Escuela de Escritores. Entiendo que el "consejo" de la SOGEM no puede imponer a un director externo, que éste debe salir de entre la planta de maestros. En la mente del "consejo" también late la creencia de que la Escuela "funciona sola", y que apenas precisa de "un muchacho que se encargue del papeleo".
Finalmente, los argumentos de la maestra Lorena, o del "consejo", para despedirme se cifran en que los maestros y los alumnos se reúnen a beber y yo no hago nada por impedirlo, y que hice caso omiso de los deseos del "consejo" de modificar el programa de estudios. Estaremos de acuerdo en que no es asunto mío ni de la institución lo que ocurra puertas afuera de la Escuela, y en que todos somos adultos. El programa de la Escuela tiene coherencia y consistencia, y lo organizamos el colegio académico de la Escuela y yo, es decir la maestra Ximena Escalante y los maestros Ernesto Murguía y Eduardo Parra Ramírez, y recordarán que en su momento para eso fueron convocados todos y cada uno de ustedes. Sé que el "consejo" no conoce a los maestros de la Escuela ni nuestro programa y que tampoco le interesan. Básicamente, la intención del "consejo" era reducir el diplomado a dos semestres y modificar el programa académico, cambiando de manera drástica la naturaleza de un proyecto que ha demostrado eficacia por más de veinte años.
En los bandazos, la ligereza y la falta de claridad con que la SOGEM ha venido tratando los asuntos y urgencias de la Escuela no puedo ver sino la inconfesada decisión de cerrar la Escuela, a la cual considera un lastre. Estoy de acuerdo en que la Escuela debe ser rentable, y veo que no lo es por indolencia y omisión de quienes deberían ser los primeros en apoyarla. Cito textualmente las palabras de la carta en que la presidencia de la SOGEM nos avisaba del despido del anterior director de la Escuela, el maestro Teodoro Villegas, fechada el 31 de marzo de 2009:
"Juzgamos, sin embargo, que es momento de iniciar el reordenamiento de los cursos de la Escuela a fin de ponerlos a tiempo con la era de las computadoras y la internet (sic). Para esta tarea requerimos ideas novedosas e imaginativas en las autoridades, y desde luego solicitamos la colaboración de todos los maestros." Firma Lorena Salazar.
Y esto es exactamente lo que no se ha cumplido. Cito en extenso la carta que le dirigí a la maestra Lorena Salazar cuando tomé la dirección de la Escuela, fechada el 6 de julio de 2009:
"Querida Lorena, es importante dejar constancia por escrito de las condiciones de deterioro en que recibo la Escuela de Escritores de la SOGEM. Para empezar, hay un evidente deterioro físico del inmueble, el mobiliario y los aparatos electrónicos. Urge impermeabilizar los techos y tejados, pintar todos los interiores, sacar alfombras podridas, renovar pupitres y escritorios, los muebles de la sala de maestros, el mobiliario de las oficinas.
"Precisamos por lo menos de cuatro computadoras: una para la administración, una para la recepción, una para la biblioteca y otra para la dirección. Considero que no es posible trabajar en esta época sin computadoras de última tecnología. Me escandaliza que hasta la fecha seguimos registrando manualmente los movimientos de los alumnos.
"Necesitamos disponer del servicio de Internet inalámbrico y ponerlo a disposición de
nuestros alumnos. Para uso interno precisamos de una o dos líneas telefónicas, a nombre de la Escuela y que funcionen bajo su responsabilidad. Amén de ello, me parece una omisión injustificable que la Escuela de Escritores no tenga una página WEB, que no deberá ser sólo informativa.
"Sin embargo, lo que a mí personalmente y como director más me preocupa es el deterioro institucional. No sé qué calificativo ponerle al hecho de que los alumnos desde hace años simplemente no pagan las colegiaturas y no ha habido nadie que lo impida. No ha habido nadie que exija el pago de las colegiaturas, que le dé seriedad al diplomado, al certificado que otorga la Escuela y a la cara pública de la misma. Han sido muchos años de negligencia supina y de indolencia depredadora. No puedo creer, por ejemplo, que a nadie le haya importado tener una biblioteca -la biblioteca de la Escuela de Escritores- pudriéndose en el piso de los rincones del inmueble.
"Hoy debo pedirle a la SOGEM el apoyo para que todas estas irregularidades se corrijan y la Escuela de Escritores esté al nivel de sus propósitos, de su distinguida planta de maestros, del talento de sus alumnos y de la historia de la misma SOGEM."
Juzguen ustedes.
Me pesa que la solidaridad gremial de todos ustedes, la entrega y la generosidad con que han venido a la Escuela a compartir sus conocimientos y experiencia no sean suficientemente aquilatados por el "consejo". Como he dicho en más de una ocasión, no hay en todo el país una institución, facultad o escuela que reúna una planta académica de tan alta solvencia literaria y prestigio profesional.
La frustración y el desencanto con que me voy de la Escuela no superan mi gratitud y admiración para los orígenes de este proyecto: la Escuela de Escritores.
HUELLAS DEL PAN
MOISÉS VILLAVICENCIO BARRAS
El sol conversa conmigo.
Todos los días es el mismo.
En mi casa tengo los adobes perfectos
y las tejas de musgo en su camino,
los geranios, las abejas
las manos de María
cuando los platos cumplen su oficio.
En mi casa tengo el árbol de granadas
que maduran en silencio.
Los científicos han escrito
en los periódicos del mundo
que un día el sol se hará pedazos
como una granada contra el piso.
Mientras esperamos
miles de hormigas en el tamarindo
marchan tras las huellas del húmedo pan
que el perico carcome.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje. Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
Muchos avatares ha vivido nuestra Escuela, y los conozco porque yo soy egresado de la primera generación de sus estudiantes, y sé que varios de ustedes pasaron por sus aulas o llevan aquí ya un buen rato compartiendo su saber. Nuestra Escuela nació prestigiosa, por sus maestros fundadores, por el respaldo de la SOGEM, entonces la más importante sociedad autoral de Latinoamérica, y por los múltiples y rápidos logros obtenidos por sus egresados. El tiempo pasa y depende de nuestra actitud consciente que sus efectos nos sean provechosos o sólo nos envejezcan.
El día 9 de febrero tuve una reunión con la presidente de la SOGEM, la maestra Lorena Salazar, y renuncié a la dirección de la Escuela de Escritores, pues no podía seguir pasando por alto la continuada hostilidad del "consejo" de la SOGEM hacía mí y la Escuela. Esta hostilidad ha consistido en la obstrucción sistemática de todas las propuestas que he hecho para mejorar la calidad de los servicios de la Escuela y de sus instalaciones. Por ejemplo, de la puesta en funcionamiento de la biblioteca, que cuenta con espacio y acervo, de la creación de una página WEB interactiva, de la adquisición de tecnología para administrar la Escuela, la contratación de personal capacitado, la urgentísima restauración del inmueble, la renovación del mobiliario, etc. A estas negativas se sumó últimamente la intriga, el chisme y los golpes bajos, poniendo en entredicho mi ética con una acusación absurda y sin fundamento firmada por un miembro del "consejo" de la SOGEM, todo en secreto y a mis espaldas. Además sé de muy buena fuente que en diciembre pasado la maestra Lorena Salazar le ofreció la dirección de la Escuela al escritor Eraclio Zepeda, a quien le dijo que ni siquiera tendría que presentarse en el plantel, sólo poner su nombre; lo cual aceptó la maestra Lorena cuando la confronté al respecto.
Por otro lado, y a ustedes les consta, hay un desapego o una inexplicable descortesía de la presidencia hacia los maestros de la Escuela, como el regateo de las comidas de maestros o la inexplicable mutilación a la mitad de nuestros aguinaldos; se pagó la otra mitad sólo después de que Alicia Carbajal y yo fuimos a reclamarla en enero. Y habrán notado también que nuestros honorarios no han recibido ninguna modificación al alza.
La Escuela me importa en alto grado y por eso el 9 de febrero le propuse a la maestra Lorena Salazar retirarme de mi cargo al terminar este semestre, sin descuidar los compromisos y actividades que eso conlleva, así la SOGEM y su misterioso "consejo" tendrían tiempo de nombrar un director y tomar las previsiones necesarias para que la Escuela continúe funcionando. Le aseguré a la maestra Lorena que contaría conmigo hasta junio y yo me iría sin reclamar nada, en paz. Días después fui convocado a las oficinas de la presidencia de la SOGEM;
el 22 de febrero la maestra Lorena me comunicó que el "consejo" había decidió que me fuera ya, que me darían una liquidación, aunque sin precisar la fecha de ambas cosas. Entonces me enteré que el "consejo" ha decidido nombrar a un director honorario, alguien con "nombre", un "figurón" al que no le van a pagar honorario ninguno, pues qué más pago puede haber, en la imaginación del "consejo", que ese cuasi título nobiliario de Director de la Escuela de Escritores. Entiendo que el "consejo" de la SOGEM no puede imponer a un director externo, que éste debe salir de entre la planta de maestros. En la mente del "consejo" también late la creencia de que la Escuela "funciona sola", y que apenas precisa de "un muchacho que se encargue del papeleo".
Finalmente, los argumentos de la maestra Lorena, o del "consejo", para despedirme se cifran en que los maestros y los alumnos se reúnen a beber y yo no hago nada por impedirlo, y que hice caso omiso de los deseos del "consejo" de modificar el programa de estudios. Estaremos de acuerdo en que no es asunto mío ni de la institución lo que ocurra puertas afuera de la Escuela, y en que todos somos adultos. El programa de la Escuela tiene coherencia y consistencia, y lo organizamos el colegio académico de la Escuela y yo, es decir la maestra Ximena Escalante y los maestros Ernesto Murguía y Eduardo Parra Ramírez, y recordarán que en su momento para eso fueron convocados todos y cada uno de ustedes. Sé que el "consejo" no conoce a los maestros de la Escuela ni nuestro programa y que tampoco le interesan. Básicamente, la intención del "consejo" era reducir el diplomado a dos semestres y modificar el programa académico, cambiando de manera drástica la naturaleza de un proyecto que ha demostrado eficacia por más de veinte años.
En los bandazos, la ligereza y la falta de claridad con que la SOGEM ha venido tratando los asuntos y urgencias de la Escuela no puedo ver sino la inconfesada decisión de cerrar la Escuela, a la cual considera un lastre. Estoy de acuerdo en que la Escuela debe ser rentable, y veo que no lo es por indolencia y omisión de quienes deberían ser los primeros en apoyarla. Cito textualmente las palabras de la carta en que la presidencia de la SOGEM nos avisaba del despido del anterior director de la Escuela, el maestro Teodoro Villegas, fechada el 31 de marzo de 2009:
"Juzgamos, sin embargo, que es momento de iniciar el reordenamiento de los cursos de la Escuela a fin de ponerlos a tiempo con la era de las computadoras y la internet (sic). Para esta tarea requerimos ideas novedosas e imaginativas en las autoridades, y desde luego solicitamos la colaboración de todos los maestros." Firma Lorena Salazar.
Y esto es exactamente lo que no se ha cumplido. Cito en extenso la carta que le dirigí a la maestra Lorena Salazar cuando tomé la dirección de la Escuela, fechada el 6 de julio de 2009:
"Querida Lorena, es importante dejar constancia por escrito de las condiciones de deterioro en que recibo la Escuela de Escritores de la SOGEM. Para empezar, hay un evidente deterioro físico del inmueble, el mobiliario y los aparatos electrónicos. Urge impermeabilizar los techos y tejados, pintar todos los interiores, sacar alfombras podridas, renovar pupitres y escritorios, los muebles de la sala de maestros, el mobiliario de las oficinas.
"Precisamos por lo menos de cuatro computadoras: una para la administración, una para la recepción, una para la biblioteca y otra para la dirección. Considero que no es posible trabajar en esta época sin computadoras de última tecnología. Me escandaliza que hasta la fecha seguimos registrando manualmente los movimientos de los alumnos.
"Necesitamos disponer del servicio de Internet inalámbrico y ponerlo a disposición de
nuestros alumnos. Para uso interno precisamos de una o dos líneas telefónicas, a nombre de la Escuela y que funcionen bajo su responsabilidad. Amén de ello, me parece una omisión injustificable que la Escuela de Escritores no tenga una página WEB, que no deberá ser sólo informativa.
"Sin embargo, lo que a mí personalmente y como director más me preocupa es el deterioro institucional. No sé qué calificativo ponerle al hecho de que los alumnos desde hace años simplemente no pagan las colegiaturas y no ha habido nadie que lo impida. No ha habido nadie que exija el pago de las colegiaturas, que le dé seriedad al diplomado, al certificado que otorga la Escuela y a la cara pública de la misma. Han sido muchos años de negligencia supina y de indolencia depredadora. No puedo creer, por ejemplo, que a nadie le haya importado tener una biblioteca -la biblioteca de la Escuela de Escritores- pudriéndose en el piso de los rincones del inmueble.
"Hoy debo pedirle a la SOGEM el apoyo para que todas estas irregularidades se corrijan y la Escuela de Escritores esté al nivel de sus propósitos, de su distinguida planta de maestros, del talento de sus alumnos y de la historia de la misma SOGEM."
Juzguen ustedes.
Me pesa que la solidaridad gremial de todos ustedes, la entrega y la generosidad con que han venido a la Escuela a compartir sus conocimientos y experiencia no sean suficientemente aquilatados por el "consejo". Como he dicho en más de una ocasión, no hay en todo el país una institución, facultad o escuela que reúna una planta académica de tan alta solvencia literaria y prestigio profesional.
La frustración y el desencanto con que me voy de la Escuela no superan mi gratitud y admiración para los orígenes de este proyecto: la Escuela de Escritores.
HUELLAS DEL PAN
MOISÉS VILLAVICENCIO BARRAS
El sol conversa conmigo.
Todos los días es el mismo.
En mi casa tengo los adobes perfectos
y las tejas de musgo en su camino,
los geranios, las abejas
las manos de María
cuando los platos cumplen su oficio.
En mi casa tengo el árbol de granadas
que maduran en silencio.
Los científicos han escrito
en los periódicos del mundo
que un día el sol se hará pedazos
como una granada contra el piso.
Mientras esperamos
miles de hormigas en el tamarindo
marchan tras las huellas del húmedo pan
que el perico carcome.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje. Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
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