Un pasquín del Grupo La Resistencia 2012
Número 70 / 4 Mayo 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Número 70 / 4 Mayo 2011
En la edición: Denisse Sánchez Erosa .
Argentina Casanova,Ileana Garma .
Mario Pineda . Adán Echeverría,
Joelia Dávila, Jesús Bartolo
Dirección: Jorge Manzanilla
palabrasgrietas@yahoo.com.mx
Ligia Chan Brito
MARCHAR POR LA PAZ EN LA
CIUDAD DE LA PAZ.
SEBASTIÁN LIERA
El pasado 30 de abril, mi hijo me preguntaba: "pá, ¿tú por qué vas a marchar el 8 de mayo?" La respuesta fue, en principio, bastante simple: "por la paz, mi amor; una paz con dignidad; por la esperanza… pero, sobre todo, por ti." Mi pequeño (que de pequeño ya sólo le queda el mote) sonrió acercando las comisuras de sus labios a las esquinas del brillo de sus ojos y siguió jugando. Yo me quedé pensando, sin embargo, en la respuesta más compleja.
Sin saber exactamente el por qué, mi mente viajó a la tarde del 1 de diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón rindió protesta como presidente de México rodeado por militares del Estado Mayor Presidencial en una ceremonia que duró apenas, a penas, unos cinco minutos. Unos días más tarde, presentó una propuesta para que el Congreso recortara millones de pesos a educación y cultura en el
siguiente año fiscal y aumentara recursos a las fuerzas armadas y, si no mal recuerdo, no pasaría ni un mes para que en su calidad de comandante supremo de las mismas ordenara lo que sería su primer golpe al avispero del crimen organizado en México, precisamente en su estado natal.
Han pasado poco más de cuatro años desde entonces. Los botones de muestra, de lo que significa su "estrategia" contra el crimen organizado, están a la orden del día en la prensa nacional y extranjera ocupando los titulares de la nota roja; su "valor" y su "visión" para enfrentar un mal endémico como el narcotráfico se hacen de manifiesto, por un lado, en la militarización en que tiene sumido al país y, por el otro, en el sitial que ocupa Joaquín El Chapo Guzmán en la lista Forbes, y sus socios y cómplices en el poder, ora republicano, ora fáctico, con quienes ha pactado reducir a la nación en pedazos; no han parado de sacar tajada política de sus "errores"; en especial el PRI (la organización criminal más grande del país), que aguarda como zopilote a que caiga de La Silla del Águila.
Pienso en Torreón, una de mis primeras ciudades adoptivas, y en lo que la han convertido el crimen organizado y los cálculos de quienes desde la clase política y empresarial se han asociado con éste. Pienso en Cuernavaca, otra de mis ciudades adoptivas, y en cuando por ser un lugar donde vivían las
familias de algunos de los capos del narcotráfico era todavía la ciudad de la eterna primavera y no la de la eterna balacera que es ahora. Pienso en Mérida, la más reciente de mis ciudades adoptivas, y la miro como alguna vez miré a Cuernavaca y a Torreón, y pregunto: ¿la tortura hasta la muerte del hijo de quién, el secuestro impune del papá de quién, la violación sexual a la compañera de quién, la prostitución forzada de la hija de quién debemos esperar para entender que urge detener la galopante estupidez que nos desgobierna?
El próximo 8 de mayo, a eso de las 5 de la tarde, iré al "remate" del Paseo Montejo, a un costado del monumento, que las señoras y los señores del poder y del dinero, erigieron sobre la glorieta de la Calle 47 para recordarnos que el crimen y la impunidad tienen raíces históricas en estas tierras; y sumaré mis pasos, mis manos, mi corazón y mi palabra, vestida de silencio para honrar la memoria de las miles de personas que esta guerra nos ha arrebatado desde Tijuana a Tapachula, para caminar en la distancia con sus amigos y familiares, para exigir que se detenga la cuota de sangre que estamos pagando entorno al comercio de una mercancía que sigue perversamente prohibida, para ganarle la calle y demás espacios públicos a la abulia y la indolencia… para que mi hijo pueda crecer en una ciudad que pueda llamarse de la paz porque lo hará con dignidad y no con la hipocresía de quien cierra los ojos para, como dijera Benedetti, no ver las uñas sucias de la miseria.
FIN DE LA FIESTA
JESÚS BALDOVINOS ROMERO
Al tío Erasmo y al pueblo de San Ángel, Guerrero
Nunca antes había visto que a un muerto se le llevara una especie de serenata festiva. La banda del pueblo había dejado la iglesia una vez que las procesiones de Semana habían finalizado a su vez. Hicieron acto de presencia ante la caja, las caras largas de los deudos y las rojizas de los acom-pañantes beodos. Las piezas más bailables impregnaron la noche junto con el aroma a cirios quemados, a las pocas e incipientes flores que se habían dado en algunos jardines.
La pobreza se hacía patente en aquella montaña de la Tierra Caliente. Algunos de los vecinos murmuraban: cómo le va a hacer la comadre, si no tenían ni un peso… afigurese que su hijo, el que les daba algo de dinerito, ya no regreso del otro lado… dicen que lo apresaron, quesque porque era narquillo… y pues ya ve como están las tierras desde hace unos años… la comadre no ve las suyas, desde hace cinco años que le cayó la vergüenza y quedó así como la ven, ciega; aunque le han rezado y le han mascado sal y le han soplado, pos nada más nada… y luego la hija que se fue pa la ciudad, se casó con un canijo que nomás la preñó y cuando venía pacá.
dicen que la asaltaron y le cayó el espanto… la sombrearon, le rezaron con agua y con mezcal y
pues mejor se la llevaron de vuelta pa la ciudá… y ya no se ha vuelto a saber nada de ella…
Probe, y ahora mira, el compadre se nos adelantó… dicen que por ahí del arroyo unos muertos lo dejaron tieso, pero dicen otros que no, que más bien le dieron algo… dice el tío Lashmo que porqué no le pusieron una moneda debajo de la lengua para hacer hablar al muerto, pero nadie se animó, luego se sube y ya ni cómo bajarlo…
La fiesta, mejor dicho, el velorio creció conforme la noche se hacía más densa. Unos, aferrados a la botella de mezcal brindaban por la mejor vida que tendría el difuntito en el más allá… Ya no se va a preocupar por el dinero del fertilizante, ni porque otra vez el calor quemó la siembra o porque el frío también hizo lo propio… o porque las lluvias namas parecen que caen pero se burlan de nosotros y se van… ya no, ya no habrá preocupancia porque hay que caminar por los chivos al cerro, porque el calor parece quemarnos las ropas y la piel, tasmente, se murió
y se calló, se marchó para vivir tranquilo… para morir tranquilo vale… y otro trago al mezcal…
Ya entrada la noche, luego de algo de mezcal y de algo de hambre, desde la cocina, la madre ordenaba a las muchachas pueblerinas, embutidas en pantalones de mezclilla de marca,
tenis gringos y cortes a lo emo, repartir enormes tortillas de maíz -ese nunca falta en las trojes, pa
todo el año; si nos va mal, al menos tenemos pa la tortilla-. Otras más, olvidadas del rebozo y de lo que significaba la muerte para los abuelos, acercaban jícaras de cirián, pletóricas de comida… una carne suave bañada de un caldillo de chile rojo, un poco de pititos y granos de frijol nuevo…
Pos de donde sacaría par dar a comer a tanta gente la comadre… pero mira, donde Dios está, todo es abundancia… no empiecen con eso de Dios, porque luego luego se hacen de palabras, con eso que ya tenemos los separados de Dios en nuestro pueblo… mejor vean cómo ayudar allá en la cocina…
En medio del patio, la caja de madera bruta, destacaba en sombras contra la pared principal de la casa… los cirios de cera de abeja parecía que se iban a apagar de un rato a otro, pero no fue así… Para eso de la madrugada, la tendalada de gente rodeaba a la caja… unos llenos de mezcal, otros llenos de guiso, otros nomás llenos de sueño… los músicos se habían retirado luego de comer el guiso, de elevar el mezcal y de lanzar sendos eructos a salud del muertito…
A la mañana siguiente, modorros, se levantaron para ir a dejar al muertito al camposanto, pues había sido su petición que lo enterraran con los rayos del sol y bajo el árbol del centro del panteón. No sabían si había sido la cruda, cosa que no creían porque estaban acostumbrados a trabajar crudos o no, o la comida les había caído pesada, pero el muertito pesaba demasiado. Era costumbre que no se abriera la caja para nada, de hecho se cerraba herméticamente con cientos de clavos para no violar esa tradición. Así que no les quedó otra que cargar al muertito entre más gente, así que hechos bola y dando traspiés bajaron la cuesta polvorienta y pedregosa… no pos no vale, mejor traiganse la carreta y una bestia… pero córrele porque al difunto no le va a gustar que lo entierren a deshoras…
Arrastraron en carreta el cuerpo hasta el camposanto. Lo enterraron y todos regresaron a sus actividades. La fiesta había acabado.
Ma, le decía un chamaco ya socatillo, con ropas mugrientas y mocos mojándole los cachetes… y de donde sacó su comadre la carnita… no que no tenían ni en qué caerse muerto… la respuesta fue el silencio de la madre y el silbido del viento entre los pocos árboles espinosos del cerro… y paque querían todas esas piedras del río anoche… pos pa darnos de comer, y ya no pregunte, después de todo, ahora que los muchachos han descubierto el Otro lado, ya hay menos entierros… así que mejor apúrele y deje de hacer preguntas…
La mujer y el chamaco miraron hacia el pueblo, a varios, muchos varios pasos que tenían que hacer para poder llegar a tiempo para darle de comer al marido y encaminar los chivos al ranchito… el silencio y el silbido del aire acompañaban a aquellos pasos que levantaban algo de polvo y removían algunas piedras, mientras el sol les caía en la espalda como un castigo divino.
SE LE HA DICHO A DIOS CON TWITERATURA
JORGE MANZANILLA
Deja de postearme caracteres
Ya no creo en arrobas misericordiosas
que me llevan a la gloria.
Diles a tus serafines que pierden el tiempo al nombrarme.
-Yo ya no respondo.
Por eso rento mis pecados,
posteo la blasfemia
efímera de ti y de mi.
Cierra el puto Twitter,
límpiate las lagañas.
Tenemos al Chapo en nuestros contactos.
El Ave María nos calcina los mensajes.
Dios omnipotente que todo lo lee
sinceramente
ya no busques en el teclado.
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