Denisse Sánchez |
Un pasquín del Grupo:
La Resistencia 2012
La Resistencia 2012
Número 30 / 29 Dic 2010
En la edición: Denisse SánchezErosa . Bárbara
López León . Argentina Casanova . Ileana
Garma . Mario Pineda . AdánEcheverría
Dirección: Jorge Manzanilla
ASÍ LO ESCUCHÉ EN LA RADIO
IVÁN MEDINA CASTRO
A H.G. Wells
La emoción de saberse poseedores de un aparato, capaz de emitir toda clase de expresiones humanas provenientes de ondas electromagnéticas imperceptibles para el ojo humano, tenía al pueblo entero completamente en vilo, contrariando hasta las prédicas inquisitorias del obispo ante la llegada inminente del primer radio a San Juan de los Patos. Incluso, tanta fue la conmoción producida por el arribo de la caja receptora en el ayuntamiento un sábado de gloria, que las oxidadas y singulares esquilas del campanario
repiquetearon por vez primera después de décadas de mutismo. La concurrencia, aglomerada en los grandes ventanales del edificio gubernamental, decidió festejar el rompimiento de la monotonía prometida por esa maravillosa adquisición. Encendieron cuetones e improvisaron una comilona semejante a la organizada en la boda del presidente municipal con la niña Eduviges. Después del jolgorio, los moradores expectantes siguieron con asombro la nítida e intensa voz del locutor, provocando en algunos escépticos parroquianos la creencia de que alguna persona estaría dentro del arca, obligando a muchos de ellos a asomarse alrededor del artefacto para encontrar la pieza que los desmintiera, y los santurrones, asustados, juraron la procedencia de aquellos clamores como parte de una invocación a los santos difuntos.
Al destinte del día, se organizó entre la multitud una subasta para turnarse las horas de guardia, y así, poder atender durante toda la noche la transmisión. De esa manera, se informaría a los demás sobre algún acontecimiento de relevancia. Para las doce horas, el turno le tocó al lerdo del boticario, quien con gran susto oyó claramente el anuncio de un inminente ataque por seres extraterrestres al género humano. El joven testigo, deprisa hizo sonar las campanas de la iglesia para convocar a la comunidad en la plaza central. Los
alarmados asistentes, en espera de una importante noticia, dejaron narrar sin interrupción lo escuchado por el excitado mancebo, quien concluyó enfático: "el periodista radiofónico, recomendó mantenernos en un sólo grupo y permanecer escondidos dentro de una sólida construcción para dado el momento de la aparición de los marcianos, sorprenderles con lo primero hallado en nuestro entorno".
Ante la conmoción de la gente, algunos incrédulos quisieron protestar y desmentir tales sandeces, sin embargo, tras escuchar la opinión de varias personas que secundaron al farmaceuta, manifestando avistamientos de platillos voladores, la idea del ridículo los hizo mejor guardar silencio.
A la mañana siguiente, ávidos consejeros de campaña política del partido minoritario, en busca de potenciales votantes que pudieran apoyar a su candidato electoral, decidieron dirigirse hacia aquel lugar alejado y en desuso vistiendo trajes color cetrino, y al llegar allí, a bordo de un automóvil largo y argentino destellando luces sin previo aviso, fueron equivocados y asaltados por la embravecida multitud a punta de fustes.
Cuando el cura, absorto, logró darse cuenta de la increíble confusión, ya el vehículo estaba desecho. Y aunque el gordinflón diputado resultó ileso, le tomaría algunas horas lograr recuperarse del estupor, y al hacerlo, miró altivo a todos y objetó iracundo la razón de su flagrante agravio. Los locatarios balbuceantes exteriorizaron su desasosiego y lógica respuesta contra lo que supusieron como una indudable presencia alienígena.
El representante estatal, perplejo al advertir aquella barbaridad, no tuvo más remedio que preguntar de dónde demonios se habían enterado de aquel disparatado boletín informativo. La villa entera, ajena al error, cabizbaja y al unísono dijeron: "pues así lo escuchamos en la radio".
EL CAOS III
GABRIELA D’ARBEL
El señor Gutiérrez pensaba que su camioneta nueva y amarilla seguía estacionada en la calle de Iturbide. Dio varias vueltas por la misma cuadra y por otras paralelas, pero no la encontró Alguien robó su camioneta ese día bajo un sol amarillo y radiante.
Una noche en la misma calle el señor Gutiérrez encontró su camioneta amarilla y nueva con muchos raspones en los costados. Sacó de su portafolio las llaves que todavía conservaba como un homenaje a la injusticia y la abrió. Las vestiduras ya no estaban tan nuevas ni tan limpias ni tan amarillas olían a sangre a pólvora y a otro dueño. A un dueño que ahora estaba amordazado en la cajuela con un tiro de gracia en la frente, pudriéndose poco a poco.
El señor Gutiérrez salió de la camioneta amarilla que ya no era suya. Caminó a toda prisa en sentido contrario al vehículo y decidió olvidar que la encontró esa noche. Después de todo ya no era tan amarilla tan nueva y olía con intensidad a su nuevo dueño.
ESPEJOS
JEANNE KAREN
No sé de qué hablo cuando digo que el espejo tiene sus propias palabras a través de su frente en plata lisa y perpetua , habla el idioma sin líneas que desconozco. Me veo mirando a través de los cristales, en un túnel o en el laberinto. Yo tenía desde entonces tantas vidas como los gatos, pero paralelas, todas, en un mismo tiempo sin espacios, sosteniéndose dentro de un solo cuerpo que no alcanzaba a abrir o a coagularse o a deshacerse de una vez. Ya tenía las historias, los personajes, todo mi carácter, tenía una desgracia contenida en las fotografías, era yo, pero me colgaba de la cabeza en cada imagen, cada día un tipo distinto de cuerno, de deformación. Ya no iba a ser solamente yo nunca más, el espejo del baño verde lo anunciaba, la risa tenía una dueña, un nombre de otra época.
No estoy dividida, todas mis partes han sido cohesionadas en base a experimentos. Los innumerables yos viajan por dentro, una serpiente me recorre, para no desnutrirme. Un yo, se va de fiesta y se embriaga, mientras el otro, se queda en casa mirando las garras de las bestias, otro, sale de compras, otro escribe un verso, mi otro yo, el más reciente, se escurre entre los peldaños de la escalera. En el espejo, todos se encuentran y gritan ojos desesperados, uñas rotas, cabello largo, lacio, cabello corto enredado, boca con bigote, cara sin afeitar, sonrisa infinita, abierta, sonrisa infinita, cerrada. Un yo, se quiere destruir los brazos, volar con una capa roja, el otro quiere despilfarrar el tiempo en la oscuridad, otro quiere estar tranquilo, otro usa una falda larga y sombrero de lado, todos los yos, se encuentran en el sueño, se abrazan, se comen.
LA LLUVIA QUE TE MOJA ME HUMEDECE
ROBERTO ARIZMENDI
La lluvia que te moja, nos humedece a todos…
nos empapa como consigna en el desierto
como anhelo irresoluble en los oasis ávidos de tiempo
donde podamos construir sin prejuicios
el horizonte infinito, para dejar que el viento
recorra ilimitadamente el universo de los días.
Sigue lloviendo en mi pueblo, en mi país, en mi mundo
y mi palabra es nota ancestral
reiteración de angustias y esperanzas
reafirmación del gozo y la nostalgia, entreverados.
No dejo de pensar en el mundo nuevo
aún no construido y ni siquiera imaginado.
Los niños de ahora habrán de perfilar
lo que hoy se nos niega, a fuerza de imposiciones y violencia.
Podrán cuestionar verdades absolutas
apotegmas que nos signan
axiomas de la vida humana tan endeble,
la sutil manera de doblegar voluntades
sin castigo alguno para el que somete.
Los hijos de ahora; los tuyos, los míos,
que son hijos nuestros y de todos,
habrán de enumerar las especies, de nuevo,
delimitar algoritmos, números y cifras
inventar neologismos para un siglo diferente
dibujar con sencillez los nuevos paradigmas
e inaugurar un vuelo sin demoras para recorrer el universo.
Tiempo inaugural, inéditas formas de acomodar las horas en la vida.
Sólo aprenderemos el ritmo acompasado de los pasos
sobre un sendero aún inexistente
que será nuestra verdad al recorrerlo
y juego de identidad para nombrar las cosas por su nombre
sin dolor, sin miedo, sin temor a los signos de esta historia.
Esta es una publicación de la Catarsis Literaria El Drenaje.
Si algo aparece publicado acá, seguro es que coincidimos en ideas.
¡A los gobiernos no se les aplaude,
se les exige!
se les exige!
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